jueves, 25 de octubre de 2012

- Capítulo 15 -


Changmin se reclinó en su silla trasteando despistado la cuchara que se hundía en la sopa tras deslizarse por el borde del plato.

Nunca se había sentado en aquella mesa del comedor, y ni siquiera andaba cerca de la usual, pero eso era lo que había pretendido. Cuando Jaejoong asomara por el comedor se dirigiría sin dudarlo al rincón de siempre, junto a la ventana, y no le atraía la idea de hacer evidente su presencia ocupándola.

A veces levantaba un instante la mirada para ver si ya se encontraba allí y acto seguido la bajaba intentando convencerse de que aquello lo podría sobrellevar.
Deseaba tanto rebobinar y decidir no agacharse aquel día junto a él tras el crujir de los platos en el suelo del comedor...

Un solo instante lo había desmontado todo, cada paso que habían dado juntos, cada esfuerzo por mantenerse unidos sin que nadie pudiera separarlos, cada plan para lograr salir de allí, o para quedarse si eso significaba la única posibilidad de estar juntos,... todo se había hundido, en un solo instante.

Se intentó dar unos segundos de calma cerrando los ojos, pero su pensamiento le hizo evidente que aquello no era posible y, tras pasarse la mano por el rostro con un resoplo de cansancio, se enderezó en la silla desviando la mirada al fondo del comedor.

Y allí estaba quien ya no le recordaba cogiendo a desgana los cubiertos del mostrador y situándolos sin ningún orden sobre una bandeja frente a él.
Antes solo habría tenido que levantarse y, abrazándole con la justa discreción, saludarle con cariño sin poder evitar sonreír. Pero ahora le miraba desde lejos y era lo más a lo que podía aspirar.

Había conseguido que le odiase, que le detestase del modo en el que solo se detestaba a los psicólogos que tanto habían estado entreteniéndose con él, y ahora no sabía como arreglarlo.

Le observó en cada movimiento, en cada paso hacia la mesa junto a la ventana que efectivamente eligió, y siguió mirándole aún sin comprender como podían haber cambiado tanto las cosas.

Intentó hacer el amago de dejar de mirarle pero eso era pedirse demasiado, y para entonces estaba dando evidencia de ello aún con la vista perdida en las manos de aquel chico que acababa de subir su mirada encontrándose con su descarada atención.

Le miró a los ojos en un acto reflejo y como si quemara bajó la mirada sintiéndose un completo estúpido. Chasqueó la lengua en un gesto de fracaso y pretendió volcar su atención en el plato de sopa ya fría que aun permanecía intacto frente a sus ojos.

Jaejoong mantuvo su mirada en él con un deje de molestia antes de ablandar el gesto, agachando la cabeza con la vista perdida.

No había ido sobrado de paciencia en su otro encuentro con aquel chico, y creyendo que le mentía, se había levantado de su silla cambiando de mesa sin disimular que estaba harto de ser el ignorante de sí mismo por excelencia. Pero el interés que le suscitaba iba creciendo a cada minuto que pasaba, y no sabía si debía detestarle sin necesitar más motivos, o darle un voto de confianza haciendo el intento de aparcar su orgullo.
Pero tenía tanto en que pensar, y esto se añadía a la larga lista de cosas que le quedaban por ordenar dentro de su cabeza.

Cogió el bollo de pan de su bandeja y empezó a comer sin levantar la mirada tras cada bocado. Aquel día era día de visitas y ya le habían dado diez minutos para comer y presentarse en la sala correspondiente. Sabía quién era el visitante y no dudó alargar todo lo que pudo el tiempo que le habían dado. Tenía tantas ganas de librarse de los horarios de terapias y visitas que pensó que si aquella ventana contra la que ahora apoyaba la sien no hubiera cristales habría saltado por encima del alfeizar para ir a perderse el resto del día sin intención de preocuparse en dar explicaciones al volver. Pero aquella no era una de sus posibilidades para entonces y, enderezando la cabeza como si en ello tuviera que dejar todas sus fuerzas, se dispuso a levantarse.

- Vamos allá… – murmuró poniéndose en pie.
- Espera…

Una voz a apenas unos pasos de él le hizo levantar la mirada. Ahí estaba Changmin mirándole y no mirándole, ofreciéndole un cuaderno con el brazo extendido hacia él.

- ¿Qué…? – Jaejoong tomó aire dispuesto a hablar cortantemente, pero al escuchar su propia voz decidió hablar con calma, aún con menos intención que él de mirarle a la cara - ¿Qué quieres?
- Éste... – Changmin zarandeó un poco el cuaderno de dibujo -… éste cuaderno es tuyo. Creo que… tienes el mío.
- ¿Por qué iba a ser…?
- Nos sentamos en el mismo sitio – dijo Changmin casi mezclando las palabras echando un vistazo a la mesa en la que acababa de comer Jaejoong – casi siempre… Si no me equivoco el otro día, es posible que…
- Lo tengo en mi habitación. Si te acercas ésta tarde te lo devolveré. Mi habitación es..
- La 307 – terminó de decir Changmin bastándole un instante de duda.

Jaejoong le fulminó con la mirada tensando el gesto unos segundos antes de resoplar apartando la mirada de él, al ver que Changmin estaba decidido a no levantar la vista del cuaderno.

- ¿Lo coges o no? – insistió una vez más alzando un poco el cuaderno, haciendo que Jaejoong lo cogiera en un gesto rápido – Gracias.
- De nada – respondió rápidamente Jaejoong sin pensar en que se agradecía – Nos vemos.

Changmin levantó la mirada de un tirón al escuchar sus últimas palabras y agradeció que Jaejoong ya le hubiera dado la espalda para salir del comedor.
Hablar con él era intercambiar palabras con la tensión suficiente como para olvidar lo que se habían dicho segundos después.

-
-
-

Jaejoong observó, casi retrepado en la silla, los pasos de Yunho hasta que se sentó frente a él con aspecto de no recordar por que iba.

- ¿Y bien? - preguntó Jaejoong suponiendo que a continuación tocaría una conversación ensayada acerca de como le iba.
- Pues ... ¿qué tal estas? No te veía desde que ...

Yunho se detuvo pensativo. No le veía desde que ¿”volvió”?
Se había pasado semanas viéndole a diario en un estado totalmente catatónico, ignorante de su presencia, y ahora había esperado días para volver a verle.
A pesar de todo sabía que eso era lo que terminaría por hacer nuevamente. No estar cuando realmente valía la pena.

- Desde que me dio por volver al mundo – concluyó Jaejoong enderezándose para apoyar los antebrazos sobre la mesa que les separaba – Me va como siempre, estoy como siempre, y cuando me preguntes la próxima vez que vengas será más de lo mismo. Aunque todo sea que para entonces la haya palmado porque solo vienes cuando te pierdes...
- Oye, no he podido venir antes, no he tenido tiem-...
- Ya, no has tenido tiempo. No jodas Yunho ... ¿qué hacías aquí el otro día?
- ¿Cómo que el otro día?

Jaejoong rió para si con ironía volviendo a dejarse caer contra el respaldo de la silla. Tenía claro que cuando se lo mencionase, Yunho iba a negarlo, pero llegaba a molestarle que a aquellas alturas no se le diera aún bien mentir.

- ¿Sabes Yunho? No dejo de preguntarme para que vienes, que ganas con hacerlo, porque esta claro que yo no saco nada de provecho.
- Vengo porque me importas, si no eres tú, dime, que se me ha perdido aquí – comentó Yunho volviendo mas tirante su voz.
- ¿De que conoces a Shim Changmin?

Yunho casi se lamento al oír aquel nombre de boca de Jaejoong ¿Eso era? ¿Le había visto hablar con él? ¿Y cual iba a ser la excusa? Eso había sido un fallo...

- ¿De que le conoces? - volvió a insistir Jaejoong ante el silencio de Yunho elevando el volumen de su voz – No te des tanto tiempo para inventarte algo y dime la verdad.
- Le conozco por ti – murmuro Yunho sacando en claro que otra excusa no cabría en sus explicaciones – No hay otra forma.
- Sigue ...
- ¿Que siga? - Yunho tomo aire mirándolo con extrañeza.
- ¡Si, que sigas! - repitió Jaejoong haciendo retumbar la mesa bajo su puño cerrado - ¡Estoy harto de dar mil vueltas para enterarme de la más mínima mierda, y vosotros que lo sabéis todo solo habláis para mentir! ¿Cuál piensas que es mi límite Yunho?

Yunho contuvo la respiración mientras le escuchaba. Le comprendía, entendía que quisiera saber y que no hubiera nadie dispuesto a contestar a sus preguntas, pero cada vez tenía menos certeza de cual era la forma correcta de responder.
¿Debía decirle lo que sabía? ¿Tenía que callar? Y si decidía hablar... ¿le iba a creer?
Si debía de razonar antes de hablar, el tiempo necesario para ello se lo quitaba la mirada de Jaejoong sobre él, exigiendo una respuesta, y no valiéndole cualquiera.

- Jaejoong ... ¿de verdad que no sabes quien es Changmin?

Jaejoong le respondió con un silencio. No, no sabía quien era, y sentir que debía saberlo le hacia caer en la cuenta de que motivos eran necesarios para estar interno en aquel lugar.
Reparar en cuanto olvidaba le hacia sentir que su vida se borraba, y lo sintió mas fuerte que nunca cuando Yunho volvió a hablar.

- No sabes ni quien soy yo ...


Yunho sintió que se quedaba vacío. Con pocas palabras derramó lo que más le pesaba, lo que más le costaba sobrellevar, y ese peso no cayó en la nada.
Jaejoong quedo en silencio, intentando sostener lo que acababa de escuchar, intentando convencerse de que eso ya lo sabía, y de que había sido capaz de vivir con ello, pero hacer de todos unos desconocidos y, aun así, seguir confiando en compartir aun recuerdos con ellos, se evidenciaba cada vez más como mentira.

- Como si tu siguieras conociéndome... – susurró Jaejoong con la mirada clavada en la mesa – Tú eres el que viene a verme un día perdido de tantos en este agujero, el que asegura que le importo pero que me tiene demasiado rencor como para querer verme fuera de aquí ...


Jaejoong volvió a apoyar sus brazos en la mesa, levantando de nuevo la vista para Yunho que aun le miraba sin la aparente intención de tener algo más que decir.

- ¿Recuerdas la primera vez que te dije que no volvieras? - pregunto considerando el oscilar de su mirada como un “si” - Para entonces no sabía con quien hablaba, y, ya que no se con quien hablo ahora, puedes irte y fingir que te has equivocado de sala.

Yunho perdió la mirada en el espacio entre Jaejoong y él antes de bajarla. No sabía que decir para salir de la sala con la oportunidad de volver a verle. Notaba los ojos de Jaejoong sobre él echándole de allí. Se arrepentía de haber hablado sin pensar, pero sabía que ya solo le quedaba pagar el precio de su impulsividad. Había ido a visitarle y además de no haberle sido de ayuda le había echado en cara su olvido.
Había perdido, y comprendiendo esto se levantó de su silla saliendo de la sala sin dirigirse a él de nuevo.
-
-
-

Llevaba más de una hora tumbado en su cama, jugando con la sombra que hacia la llave en la pared. La alejaba y la acercaba viendo como se hacia más grande o más pequeña sobre la pintura blanca.

- Antes lo único que necesitábamos era esto…

Se puso entonces boca arriba alzando la llave en su mano, haciéndola girar sobre si misma entre las yemas de sus dedos pulgar e índice.
Algo tan simple que había sido tan difícil de conseguir ahora parecía le parecía un trasto inútil. Servía para abrir las puertas que para él estaban abiertas cuando quisiera.

Entonces se enderezó bruscamente.

- ¡Serás imbécil! – se dijo poniéndose en pie, mientras se metía torpemente la llave en el bolsillo del pantalón.

Algo había que no era posible que hubiese cambiado. Jaejoong quería salir, eso estaba claro, y él tenía la forma. Puede que no pudiera ofrecerle nada como el amor de su vida pero si como su aliado. Jaejoong se conocía el lugar como nadie, inclusive los horarios de los guardias y la situación de las cámaras de cualquier zona por la que necesitasen pasar. Su interés por él podía estar respaldado por todo esto y solo necesitaba hacer un trato con él en el que ambos parecieran dependientes del otro.

Sin dejar de darle vueltas a su último razonamiento salió de la habitación ensayando mentalmente como debía empezar una conversación, estando casi convencido a la vez de que cualquier frase planeada la dejaría sin usar ya que no sería el quien dirigiera la conversación. Estaba seguro de que se dejaría llevar por lo que Jaejoong dijera y de que tendría que evitar que diera fin a la conversación tras cruzar dos comentarios.

Ya había llegado al pasillo en el que se encontraba su habitación y no se había dado cuenta de que cada vez caminaba más lentamente. Tenía miedo, no podía negárselo a si mismo pero por una vez en mucho tiempo tenía un plan que no tenía por que salir mal.

Una vez frente a la puerta se quedo parado. Unos minutos, solo necesitaba unos minutos para repasar lo que debía y no debía decir.

- ¿No pensabas llamar a la puerta? – dijo una voz tras él – Confías mucho en mi intuición ¿eh?

Changmin se volvió hacia Jaejoong. Aquella vez vio algo en sus ojos que le facilitó no apartar la mirada. Por un instante se sintió cómodo, como solía ser tiempo atrás. Ése tono en la voz de alguien que no sabía si quería bromear o simplemente ser irónico, pero que daba cabida a la primera posibilidad al dejar asomar algo parecido a una sonrisa.

Changmin sonrió levemente encogiéndose de hombros y se apartó un paso de la puerta cuando Jaejoong se acerco para abrirla.
En los pocos segundos que tardo en ponerse frente a él, girar el pomo y entrar dejando la puerta abierta para darle paso pudo recordar lo difícil que era mantener las distancias con él. Su imagen, su aroma, su forma de moverse, todo era propio de él y como suyo lo deseaba para si.
<< No hay nadie como tú…>> dijo Changmin para sus adentros entrando y quedándose junto a la puerta abierta que Jaejoong cerró al instante para evitar que los vieran. Changmin pudo ver ahí que ese secretismo en todo lo que hacía aun seguía en él como un instinto.

Jaejoong avanzó hacia el fondo de la habitación y agachándose frente a la cama cogió el bloc que había guardado entre el colchón y el somier. Tras hacerlo se levantó girándose hacia Changmin y se acercó sin levantar la mirada, como si tuviera prisa.

- Oye…- empezó a decir Changmin mientras cogía el bloc con pausa, ganando segundos con cada gesto para permitirse reaccionar – ¿Llevas tiempo aquí verdad? Bueno, es algo que se.

Jaejoong levantó la mirada hacia él y asintió alzando las cejas, no esperando escuchar nada más que un comentario irrelevante.

- Necesito tu ayuda – resumió Changmin.
- ¿Para?
- Para salir de aquí.

Jaejoong sonrió dejando escapar un pequeño resoplo en una risa contenida.

- ¿No sabes donde estás o qué? ¿Ayudarte? ¿Tiro el muro?
- Te conoces este edificio – continuó Changmin a pesar de los comentarios de Jaejoong – Horarios de vigilancia, cámaras y…
- ¿A que vie-..?
- Escúchame ¿de acuerdo? Si tú me guías, te aseguro que podré salir de aquí aunque parezca un disparate, y te diré más, tú también saldrás.
- Escúchame tú “Shim Changmin”.


Jaejoong tensó la voz acercándose a Changmin, frunciendo el ceño por encima de unos ojos muy cansados.

- Esto está lleno de puertas, cerradas. No importa cuanto esquives las cámaras y guardias, estas puertas no se abren con horquillas. Así que si lo q-…


Changmin sonrió sin poder evitarlo cuando Jaejoong enmudeció llevando sus ojos a la llave que ahora se balanceaba frente a sus ojos.

- ¿Eso…? – comenzó Jaejoong oscilando muy rápidamente con su mirada desde la llave a los ojos de Changmin - ¿Eso es..? No…
- La llave maestra que abrirá las puertas hasta las que quiero que me guíes sin ser detenido por ninguno de esos guardias.

Jaejoong se pasó la mano por la cara aun con la incredulidad pesándole demasiado.

- ¿De dónde la has sacado? – preguntó aun sin apartar la vista de la llave.

Changmin dejó escapar una sonrisa mientras se la guardaba en el bolsillo del pantalón.

- No me creerías.

Si le hubiera dicho entonces que esa llave la había conseguido él mismo, que la había robado de un bolsillo que no era suyo con una discreción que ni el mejor de los ladrones, probablemente se lo habría tomado como una broma ofensiva o, tal vez, se la habría quitado de las manos reclamando lo suyo. No quería saberlo.

- De acuerdo – prosiguió Jaejoong con el ceño algo fruncido - ¿Cómo se que esto no es una trampa?
- ¿Una trampa? ¿Para qué?
- Para…no sé. Para ver si me escaparía.
- ¿No es natural que sea así? ¿Quién se quedaría aquí teniendo la llave de la puerta en la mano? El que prefiera quedarse aquí en vez de largarse es porque realmente necesita un loquero. Fíate de mí – le pidió Changmin antes de dejarle añadir nada más
- Vale pero fíate tú también de mí.
- Claro que me fío de…

Changmin llevó su mirada a la mano que Jaejoong mantenía entre ambos, con posición de esperar recibir algo.

- La llave – le pidió con simpleza – Te fías de mí. Dame día, hora, lugar para encontrarnos pero déjame la llave hasta entonces.
- Pero…
- No te fías.

Jaejoong bajó la mano y torció una sonrisa.

- Piensas que me voy a largar sin ti. Cierto, podría, con la llave podría, no necesitaría tu ayuda pero se trata de confiar en el otro ¿No? – se explicó Jaejoong mientras parecía echarle algo en cara – Solo tienes que fiarte de que yo no me largue solo, yo tengo que fiarme de ti aun cuando no te conozco. No sé a qué viene que me pidas la ayuda a mí, no soy el único que se conoce el edificio ni tampoco el único que quiere salir de aquí. Le vas a un mendigo con una bolsa de dinero y le quieres hacer creer que no vas con segundas ¿No pides tú más confianza?

Changmin bajó la mirada pensativo. Jaejoong tenía razón pero también era verdad que no le recordaba y que el fallarle no le iba a provocar remordimiento alguno. Por otro lado aunque escapara sin él podría seguirlo con permiso solicitado, pero era demasiado arriesgado no dar con él, ni siquiera se había planteado a donde podría ir y estaba seguro de que él tampoco.

- ¿Sí o no?- insistió Jaejoong.
- Esta bien –dijo Changmin asintiendo levemente con la cabeza mientras sacaba la llave de su bolsillo no tardando en ver la mano de Jaejoong de nuevo entre ellos - Esta noche, a las doce y media, en tu habitación.
- Anotado – resumió tomando la llave y echándosela al bolsillo.
- Si me fallas te buscaré hasta encontrarte y me vengaré.

Jaejoong le miró seriamente y al poco sonrió, limpiamente, contagiando a Changmin al instante por acto reflejo.

- Lo tendré en cuenta.

Changmin asintió una vez.

- Nos vemos entonces.

Jaejoong asintió con menos firmeza que él sin decir nada más y no se movió hasta que Changmin salió de la habitación. Entonces alzó la llave poniéndosela a la altura de los ojos y torció una inevitable sonrisa. No se creía del todo su suerte pero si lo pensaba de forma objetiva no tenía nada que perder. Incluso si la llave era falsa o todo era una trampa no veía que retroceso podía haber en los avances no conseguidos durante los últimos años de confinamiento en que había consistido su vida.

Guardo la llave bajo el colchón sin preocuparse demasiado en la calidad del escondite y se dirigió al baño. Al entrar se paró frente al espejo y se fijó en su propia sonrisa, aun pintada en su cara, entre confiada e incrédula.

- ¿Y a donde piensas ir?

Se preguntó casi sin esperarse su propia voz y perdió la sonrisa al no tener la menor idea sobre la respuesta. Agachó la cabeza y se imaginó saliendo de allí, pisando la acera de la calle, mirando hacia los lados y echando a suerte hacia donde caminar. Se sentía estúpido.
Entonces pensó en sus padres. Ellos le habían metido allí años atrás o eso creía. Debían estar en casa, en el hogar donde se crió. Si iba a verlos tendría entonces la oportunidad de preguntarles por qué y saber la gran razón que les impedía ir a verle.
Sentía rencor, mucho rencor, eso no podía negarlo pero tampoco podía negar que le habían dejado un vacío y una sensación de abandono que no le habían ayudado a lo largo de su estancia en aquel centro.

- No.

Se volvió a mirar al espejo y negó con la cabeza lentamente.

- No seas imbécil.

No podía ir a verlos ¿Qué pretendía?¿No durar más de un día fuera de allí? Estaba más que claro que si iba a verlos ellos le harían volver. Ellos le habían encerrado allí ¿qué les iba a llevar a no hacerlo de nuevo? “Hola papá, mamá, me he escapado ¿cómo estáis? Yo bien, intentando entender que esta pasando desde hace 4 años”.

Resopló y sonrió a su reflejo con amargura.

- ¿Robar? Porque no piensas vivir del aire ¿verdad?

Realmente no era buena idea. De las dos que había tenido era la que más posibilidades le daba de permanecer fuera pero aun así sabía que no iba a llegar muy lejos.
Se sentó en el suelo y hundió los dedos en su pelo.
Tenía una horas para tener una brillante idea.

-
-
-

Changmin pasó la goma por el último trazo dibujado sobre el papel. Volvía a dibujar una sonrisa. No era como la última. No reflejaba la felicidad sencilla de un niño sino más bien un aire de triunfo, de éxito no esperado. No sabía si realmente le agradaba. Era la sonrisa de Jaejoong pero los motivos que le hacían sonreír no le incluían a él. Era una sonrisa egoísta y pensar en ella le hacia estar cada vez menos seguro de que aquella noche le volvería a ver.
Pensó en salir antes de la hora esperada, estar junto a su puerta a medianoche cuando la última guardia hubiera echado su correspondiente ojeada al pasillo. Prefería pecar de desconfiado a ser demasiado crédulo y quedarse esperando a quien se había ido sin él.

Cerró el bloc de dibujo y fue a echarse en la cama. Necesitaba dejar de pensar, no quería planear nada que pudiera quedar echado por tierra. Lo que pudiera pasar aquella noche era totalmente imprevisible.

-
-
-

Jaejoong mordió el trozo de pan y lo bailó en la mano mientras masticaba. Tenía un nudo en el garganta y la comida parecía entrar a empujones bajando demasiado despacio hasta su estómago produciéndole un dolor molesto. Pero quería comer, tener energía para lo que la situación le exigiera aquella noche y no tener que caer en la cuenta de que el hambre para los pies.
Vio a Changmin entrar y agachó la cabeza a la vez que mordía de nuevo el pan fingiendo no haberle visto. Intuyó como se sentaba a un par de mesas de él, no tan lejos como de costumbre y tomó la cuchara moviendo el contenido del plato para centrar la mirada en algo que no fuese él. Le estaba costando mucho no mirarle. Ahora el acortar distancias con él o intercambiar miradas le parecían gestos descarados de complicidad que podían echarlo todo a perder. Estaba exagerando y lo sabía, pero los nervios no le ayudaban.

Changmin se llevó la cuchara a la boca y masticó con pausa. Él estaba teniendo menos problemas que Jaejoong para no mirarle y no porque no estuviera nervioso sino porque ya había tenido bastantes días para acostumbrarse a no dejar los ojos en él.
Le hubiera gustado entrar en su cabeza y saber en qué pensaba, si estaba dispuesto a esperarle o no. Jaejoong por su parte tenía mucho más en que pensar. El que Changmin saliera o no estaba en segundo plano. Su propia historia ya tenía demasiados cabos por atar y lo único que podía preocuparle con respecto a Changmin era que de verdad tuviera una razón para elegirlo a él para salir de allí, una razón que no le favoreciera.

Las horas pasaron lentas tras la cena. Cada uno en su habitación siguió ocupando su cabeza en sus dudas, planteando la situación de diferentes formas según lo que pudiera pasar.

A poco más de las doce Changmin se enderezó en su cama tras mirar el reloj. Eran las doce, la guardia de medianoche ya habría echo su último paseo de las últimas horas. Buscó entonces sus zapatillas y ató los cordones con tirones bruscos, recolocándose los vaqueros al ponerse en pie.
No sabía que explicación iba a dar si salía de allí sin motivo. Su cabeza pensaba a mil por hora y sin embargo lo había dejado todo en el aire.
Tomó su cartera y esenciales y se los echó al bolsillo. Se había decidido a salir en breves de la habitación.

Jaejoong permaneció tumbado en la cama cuando la puerta de la habitación fue cerrada por el guarda. Estaba ensimismado, tan metido en sus pensamientos que no se pidió prisa alguna.
¿Tenía que preparar algo? Hacía años que no veía su ropa de calle y el ir de pies a cabeza vestido de blanco inmaculado no le iba a ayudar pero esa era una de tantas cosas que no sabía como solucionar.
Se levantó, se digirió al baño y abriendo escasamente el grifo del agua fría se lavo la cara cuidando el ruido que hacia. Lo más cómodo que había encontrado para sus pies eran unas zapatillas blancas sin cordones que le hacían caminar arrastrando los pies y para entonces se dio cuenta de que no tenía nada para el frío que pudiera llevar sobre el pijama que parecía de papel.
Pero todo eso daba igual porque en pocas horas la oportunidad de salir de allí se había convertido en una escapada de corta duración. Si no conseguía seguir adelante no estaba dispuesto a volver, haría lo que sea antes de volver a vivir una vida como aquella aunque fuera acabar con todo, y no se veía triunfando, no sabía por donde empezar así que, de algún modo, se veía despidiéndose de todo, dejando su cuerpo caer al vacío desde alguna ventana que...
Abrió bruscamente los ojos, mirando a la nada pero viendo algo. Se tapó los oídos con las manos temblorosas e intentó buscarle el significado a esa sensación de vértigo que acababa de sentir en su pecho. Eso lo había visto antes, alguien que con un pie en el alfeizar de la ventana se inclinaba hacia afuera, alguien que clavaba los dedos en el marco de la ventana y lloraba...

- ¿Jaejoong?

Susurró una voz a su espalda y pestañeo saliendo bruscamente de aquel recuerdo.

- ¿Dónde es-...? Ah, estás aquí – dijo Changmin manteniendo la voz en un susurro y se detuvo en la puerta del baño, mirándole extrañado - ¿Ocurre algo?

Jaejoong le miró momentáneamente y negó con la cabeza pestañeando varias veces.

- Es... pronto... - dijo mirándolo algo más centrado – Sabía que no te fiarías de mi...
- Pensé que no estaría de más cruzar algunas palabras antes de lanzarnos – mintió Changmin – Alguna idea, consejo, no sé.
- Se silencioso y ante todo haz lo que yo te diga...
- Eso pienso hacer.
- Empezando por venir a las doce y media si a esa hora planeábamos vernos.
- Lo siento...

Jaejoong tomó aire y lo soltó largamente.

- Si ahora entra alguien lo primero que ve es a ti hablando conmigo.

Changmin echó un vistazo a la puerta y seguidamente pasó al baño pegando la espalda a la pared del fondo.

- ¿Aún no ha pasado el guarda?
- Sí, ha pasado, pero basta que hoy sea imprescindible que no pase por segunda vez para que lo haga.
- Eres bastante negativo, no te recordaba así.

Jaejoong le fulminó con la mirada y Changmin la bajó casi al mismo tiempo.

- Yo no me recuerdo optimista en ningún momento de mi vida – dijo Jaejoong con tono cortante sin abandonar los susurros – No sé como de cómoda ha sido tu vida pero la mía no me ha hecho ver nada como algo fácil.

Dicho ésto se dirigió a la habitación y cogió la llave maestra. Changmin le siguió sin pasar mas allá de la puerta del baño.

- Mi vida tampoco ha sido fácil, pero creo que no tan difícil como la tuya – dijo a modo de disculpa.
- ¿Vamos? - le preguntó Jaejoong sin hacer caso de lo que acababa de oír.
- Vamos.

martes, 23 de octubre de 2012

- ¡Saludos desde el planeta Mey! -

Al fin he subido medio decentemente los capítulos que, l@s que me seguíais, ya habeis leido.
Antes del finde estará subido el capítulo nuevo y espero no defraudaros.
Si os digo la verdad, estoy bastante nerviosa >_<

Quizás después de meses y meses no os vale cualquier continuación, pero si hay algo que no ha cambiado es el punto al que quiero llegar en esta historia y las cosas a suceder.
¡Espero que os guste! Y no solo el capítulo 15, sino todos los que quedan por venir pues esta historia da para largo.

También espero, por supuesto, teneros hasta el final y poder contar con vuestras opiniones, ya sean buenas o malas. La crítica constructiva siempre es bien recibida y me anima a seguir escribiendo evitando mis errores.

Gracias por estar ahí ¡y que continue la historia!

- Iamey -

- Capítulo 14 -

Pasó la yema de sus dedos por el dibujo que meses atrás había plasmado en una de las tantas hojas en blanco de su bloc, delineando cada rasgo de su rostro.

No había sabido dibujar su sonrisa y hubiera deseado ser capaz para ahora estar observando lo que más preciado consideraba en el mundo. Habían compartido tanto y habían tenido una historia tan digna de vivir en común que parecía que un final feliz solo era adornar demasiado.
Pero es que no podía convertirse todo en recuerdos por los que llorar, no podía haber luchado tanto para nada.

Miró sus dedos que hasta entonces acariciaban el papel ahora manchados de carboncillo y, tras detener su respiración unos segundos, cruzó con su mano de un golpe el dibujo ahogando un grito en una bocanada de aire.

El papel se quebró quedando rajado y manchado con unos surcos oscuros.
¿Cómo podía ser que Jaejoong no notase que le faltaba?
Siempre le había buscado, había acaparado todo el tiempo posible escapando ya entrada la noche solo para ir a verle, arriesgando la poca confianza y libertad que poseía entre aquellas paredes.
Ahora en cambio, no recordaba necesitarle, ni recordaba haberle querido.

Había retado a Yunho asegurándole que a él no le olvidaría, le había encarado creyendo totalmente en lo que acababa de decir y, sin embargo, todo había terminado de forma radical.
Pero aún toda su atención y cada uno de sus pensamientos se volcaban en Jaejoong. Sentía que caminaba sin proponérselo, que acababa sentado en la sala de terapia tras uno de sus largos pestañeos, y que quien le hablaba no esperaba respuesta.

- Changmin – le nombró por segunda vez la doctora Han Bo Eun elevando un poco más la voz al ver que mantenía su mirada desviada - ¿Cómo te encuentras?

<< Como me... encuentro...>> recitó en su cabeza ¿Que cómo se encontraba? Aunque se lo intentase explicar no podría hacerse ni la más mínima idea de por lo que estaba pasando.

- Changmin, dime como te sientes – le pidió la psicóloga para abordar la misma pregunta de otra forma.

Le sonaban tan inútiles sus intentos de hacerle exteriorizar lo que sentía, esa insoportable confianza suya en creer que la solución a todo era hablar como si las palabras fueran a impedir que se siguiera desangrando por dentro.

– Es importante que no dejes todo en tu interior, debes intentar ...

<< Es importante... importante... ¿importante? ... ¿Qué sabrá usted de lo que es realmente importante para mí? Se sienta, me mira, me pregunta e ignorando mis respuestas sigue interrogándome... el trabajo de todo psicólogo... inútil trabajo de todo psicólogo... >>

- Si sientes que es demasiado duro lo que estas pasando...

<< Que le importará a usted por lo que yo esté pasando... odio que finja comprenderme, que crea entenderlo todo... No tiene soluciones reales, eso es todo, y solo queda encubrirlo todo con el nombre de “terapia”...>>

- Changmin, solo si comienzas a exteriorizar lo que sientes podrás comprenderlo mejor, aunque si piensas que necesitas algo mas de tiempo solo has de...

<< Habla demasiado... demasiado ... >>

- ... y de esta forma podrás verlo todo desde otro punto de vista ...

<< Cállese ...>>

- ... solo necesitas ...

<< Cállese... vamos... cállese ya joder ...>>

- ... tienes que intent-....
 
- ¡¡CÁLLESE!!

La habitación quedó en un silencio sepulcral y entonces Changmin se dio cuenta de que había cerrado los ojos al gritar. Habría jurado que la había encarado pero incluso entonces, sin proponérselo, había rehuido el mirarla.

- Lo siento – se disculpó la psicóloga con tranquilidad.
- No empiece a disculparse solo aprenda a no hablar tanto...
- ¿Piensas que hablo demasiado? ¿Por qué? - preguntó la mujer intentando tirar de la situación para hacerle hablar.
- Porque no sabe nada de mí y cree entender todo lo que me pasa... o se cree adivina o piensa que soy lo mas simple...
- No creo que seas simple, y es por ello que quiero y me cuesta comprenderte. Lo intento y por eso te pregunto e indago sobre ti. Si pensara que eres simple no te preguntaría nada y sacaría las soluciones de un libro.
- ¿Eso busca? ¿Soluciones? ¿Y quién es el problema? ¿Soy yo? ¿Es Jaejoong? ¿Es usted? ¿O es otra persona?  - le atacó Changmin mirándola por primera vez.
- Nadie es el problema Changmin...
- ¡Claro que sí!
- ¿Quién?

Estaba hablando, estaba desahogándose y sabía que era el objetivo de la psicóloga que comenzaba a hacerse patente, pero una vez dichas las primeras palabras solo quería vaciar la caja.

- ¿Ve? No se da cuenta de nada... y sigue buscando soluciones en esta habitación.
- Dime de que no me doy cuenta Changmin ¿Quién es el problema?
- ¡Es ese tío! ¡¡ Ese Shin Seung o como coño se quiera llamar!!
- ¿Piensas que ha fracasado como psicólogo en su trabajo y que por ello Kim Jaejoong se encuentra en este estado?
- Como psicólogo y como persona... - le aseguró Changmin remarcando la última palabra.
- Todo es muy complejo Changmin, y es mejor no poner en duda los esfuerzos de un profesional sin tener en cuenta la dificultad del problema.
- Para usted Jaejoong es el problema...
- No, no es lo que quería decir.
- ¡Claro que es lo que quería decir y lleva rato esquivándolo!
-Créeme, yo no...
- ¡Pues él no es el problema! El problema es ese tío, este lugar, y todos vosotros ...
- Sin duda algo ha fallado, y te aseguro que no hay nadie que por mínimo que sea no lo sienta. Comprendo que te sientas....
- No se arriesgue a decir eso porque es una estupidez. No creo que comprenda mi situación. Él era mi apoyo en este lugar ¿Sabe? Y no me recuerda. No se que se supone debo hacer ahora, no se si debo dejarlo estar, si debo empezar a reconstruirlo todo, si debo... seguir aquí...
- Aún arriesgándome a hablar demasiado te diré que, por el bien de Kim Jaejoong, sería mejor no intentar rescatar esos recuerdos, al menos por ahora. Hay otros recuerdos más importantes, anteriores a esos que comparte contigo, que necesita recordar, los cuales son el motivo por los que está aquí.

<< Ya lo sé>> le aseguró Changmin desde su pensamiento.

Eso lo sabía desde hace meses, quizás desde demasiado pronto, y ya había dejado de verlo como tan importante. Si ese maldito recuerdo iba a procurarle el olvido de otros tantos más ¿De que servía intentar que recuperara el recuerdo de un día tan fatídico en su vida? ¿Querían hacerle consciente de todo para poder considerarle capacitado para un juicio y añadir a su cada vez mas destruida vida el cartel de “culpable de homicidio”?
Ese podía ser el único frío y cruel objetivo que por ley podrían proponer respecto a él.

Todo estaba tan calculado... Parecía que jugaban con piezas y que no veían a las personas. Lo que él tanto deseaba, el volver con Jaejoong, el intentar que lo reconociese, para su psicóloga ahora solo suponía la complicación de la terapia de otro interno.

- ¿Eso es todo? - preguntó Changmin con un deje en la voz.

Han Bo Eun guardó silencio unos segundos sin decidirse que responder, quizás porque habría esperado más debate por parte de aquel chico.

Changmin supuso que si no se iba entonces se arrepentiría de tener que seguir escuchando sus consejos que dejaban lo que le importaba fuera y se puso en pie agachando la mirada hacia el suelo mientras salía de la sala sin despedirse.

Si el motivo por el que no debía acceder a Jaejoong era el hecho de que debía recordar algo que solo le destruiría más la vida al hacerlo, entonces, se movería por su propia lógica, y por la de nadie más.
Precisamente el recordar que mató a su padre solo haría mas profundo el agujero en el que se encontraba.

No podía dejar que eso sucediera. Hacía tiempo que había comprendido que salir con él de aquel lugar era su única oportunidad de vivir una vida sin muros rodeándole, y era lo que intentaría conseguir para él, incluso ahora que le había borrado de su cabeza.

-
-
-

- ¿Qué tal el día Jaejoong? - preguntó el psicólogo al chico sentado frente a él.
- Fantástico, como siempre ¿Aún no sabe que vivir aquí es un sueño hecho realidad para mí?- soltó Jaejoong con sarcasmo mientras dibujaba con su pie líneas en el suelo de forma distraída.

Era como una vuelta al comienzo. Aquel chico al que le había creado un rencor sin precedentes hacia su persona había dejado de odiarle con toda su sangre para volver a detestarlo a niveles no tan personales ¿Le daba una segunda oportunidad al ser que más había odiado jamás?

- ¿Me cuentas lo que has hecho? - preguntó Shin Seung no pudiendo reprimir una pequeña sonrisa.
- ¿Hoy? Pues contando con que llevo un par de horas despierto... nada demasiado impactante.
- ¿Y ayer?
- Más de lo mismo, ¿Y usted?
- No fue más de lo mismo, que yo sepa – insistió el psicólogo intentando indagar si algún reflejo de un recuerdo quedaba en él.
- Bueno, lo de ayer fue muy divertido – dijo Jaejoong mirándole con una sonrisa forzada - Estaba en una sala desconocida y era como si hubiera despertado de pie allí ¿Interesante no? A ver si la próxima vez despierto en una isla paradisíaca...
- Puestos a pedir... ¿No recuerdas nada anterior a esto?
- Recuerde lo que recuerde importará una mierda, son todos los días iguales ¿Qué quiere que recuerde? No hay grandes acontecimientos a tomar como referencia ¿No? - ironizó cansándose demasiado pronto de una sesión – En todo caso soy yo el que no tiene ni puta idea de que hacía allí.
- Tuviste un, llamémosle, periodo de ausencia, eso es todo.
- ¡Ah! O sea, nada, eso le pasa a todo el mundo ¿No?
- Me refiero a que no fue nada importante. No sabemos el motivo pero entraste durante unas horas en este estado y han quedado como lagunas en tu memoria – mintió Shin Seung disfrutando de la credibilidad que podían llegar a tener sus palabras en aquella situación.
- Ahora tendré que recordar también lo que pasó en esas horas ¿No? Si no lo hago no podré irme por no se que cual gilipollez.
- No, hombre no, no dramatices, de esto podemos pasar por ahora. Seguiremos trabajando en lo de siempre.


Jaejoong se dejo caer el sofá en el que hasta entonces había estado sentado resoplando ruidosamente.

- Otra vez... y seguimos con lo mismo.
- Es lo mismo y lo único Jaejoong.
- Pues es de la única cosa que no me acuerdo.
- Coge ese bloc de dibujo de la mesa y usa esta cera – le indicó ignorando su queja.
- ¿Otra vez me pone a dibujar porque no sabe que hacer? - refunfuñó Jaejoong enderezándose para coger la carpeta de hojas de la mesilla situada junto al sofá.
- Todo lo que hago, se por que lo hago y para qué – cortó Shin Seung sintiéndose demasiado cómodo en su antiguo papel – Toma el lápiz.
- Si ya... ¿Y ahora qué?
- Ya sabes como va esto no ¿No?
- ¿Es lo que hacía al principio no? Que escriba algo de hoy...
- O lo dibujes, y que sea lo primero...
- Que se me venga a la cabeza y, así, al final tendré una colección de estupideces reunidas en un bloc
- Recuerdos, no estupideces.
- Parecido...

Jaejoong apoyó la cera sobre la hoja en blanco pensando en que cosa, por estúpida que fuera, podía valer la pena para manchar el papel bajo la atenta mirada de quién había encontrado un medio de tener un registro, aunque fuera superficial, de su día a día.

- No se me ocurre nada – dijo Jaejoong mientras alzaba la mirada al reloj de la habitación – Y ya es la hora así que me lo ahorro.
- Está bien. Entonces por hoy hemos terminado. Ah, no, no, el blog llévatelo a tu habitación – se apresuró a indicarle al ver que soltaba las láminas blancas sobre el sillón.
- Vale, vale... hasta mañana.

Y diciendo esto cogió el blog a desgana y salió de la habitación despidiéndose con un gesto de cabeza.
¿Qué podía hacer ahora? Tenía la opción de recorrerse los pasillos durante horas, dejarse caer en la cama de su habitación durante el mismo tiempo, y unas tantas cosas igual de monótonas y repetitivas, plato de todos los días.

Terminó por salir al patio al ver las puertas de la entrada abiertas de par en par. Cruzó el jardín a paso lento sin disimular que no tenía a donde ir, demasiadas pocas veces había salido allí. Todo estaba bastante desierto, la mayoría de los internos se encontrarían seguramente recibiendo terapia en sus pequeñas jaulas y, de todas formas, ni lleno de personas aquel lugar ofrecía compañía.
Pronto dirigió sus pasos hacia uno de los pocos árboles que adornaban la zona y dejó caer todo su cuerpo sobre el césped tirando el blog a su lado.

Cerró los ojos y se dispuso a escuchar. Se oían tantas voces lejanas que decían cosas sin sentido, prestando atención a la última estúpidez ... ninguna exigía ayuda ¿es que él era el único caprichoso?
Parecía que debía conformarse con lo que vivía y que solo estaba haciendo más larga la sumisión ¿Pero como podía resignarse alguien a aceptar ser el problema sin solución de un médico?
Suspiró ruidosamente y abrió los ojos frunciendo el ceño. Pero pronto ablandó el gesto.

Había dejado de oír las voces. El enlazado de ramas sobre él, tumbado sobre la hierba húmeda... aquella situación le resultaba extrañamente familiar. Desenfocó la vista perdiéndola en la nada y casi como acto reflejo miró a su lado, enderezándose repentinamente al ver que no había nadie junto a él.

Sonrió riendo para sus adentros sintiéndose un idiota ¿A quién esperaba ver?
Bajó la mirada con una extraña sensación en su cuerpo y  se dio cuenta de que había clavado sus dedos en la hierba arañando con sus uñas la tierra.
Fue relajando sus dedos mientras levantaba la vista para echar un vistazo a su alrededor.

- Vamos... no hagas que me crea que estás loco... - susurró sin poder dejar la petición solo en su pensamiento, obligándose a dejar de buscar a quien ya no conocía - ... porque no lo estás...

-
-
-

Changmin pasó nuevamente la goma por aquellas manchas sobre el dibujo de Jaejoong como si al arreglarlo intentara demostrarse a sí mismo que solo había tenido un pequeña caída en el desánimo, y que aún era capaz de todo.

 Cerró el cuaderno y pasó la mano por la  portada. Aquello debía ser por siempre un bonito recuerdo y no un cruel recordatorio de lo que no pudo ser.

El silencio de la habitación le hacía sentirse demasiado aislado y eso le llevaba a pensar demasiado, así que decidió salir de allí llevando consigo sus láminas y el desgastado carboncillo.
Sus pasos le llevaron ya por costumbre al comedor y por nostalgia a la mesa de siempre, al final de la sala bajo uno de los ventanales.

Abrió una página en blanco y apoyó con decisión en lápiz. Se había propuesto tener la mente ocupada, pero no era un momento demasiado adecuado para que sus inspiración le dijera que dibujar.
Comenzó a manchar la hoja con unas líneas que terminó por borrar, cerrando después el blog a desgana y tirándolo sobre la silla. Aceptó que se había rendido demasiado pronto, pero no era fácil conseguir moderar su preocupación en una situación tan difícil. Se mantuvo inmóvil ahogado en sus pensamientos durante unos minutos hasta que el trastear de bandejas en el mostrador le hizo reaccionar.

No dudó en levantarse y en obligarse de nuevo a equilibrar la tensión que sentía prestando atención a lo mínimo que se le ofrecía. Miró de reojo el reloj del comedor. Era aún temprano y apenas estaban sacando la comida, pero no era algo lo mínimamente importante como para pensarlo dos veces así que se levantó para acercarse.
En cada gesto y movimiento parecía estar huyendo, cogiendo de forma acelerada cada cosa del mostrador y apoyándola ruidosamente sobre su bandeja bajo la atenta mirada de la cocinera la cual parecía reprimirle en silencio.

Hacía tiempo que no comía solo y no se había percatado hasta haber vuelto a la mesa.
Era tan fácil volver a darse cuenta de que no sabía que hacer, de que se sentía totalmente perdido y de que todo parecía depender de él de una forma que hasta dolía.
Por momentos le costaba más confiar en que lo solucionaría todo y sabía que en ello no solo iba pesimismo, sino una forma realista de ver las cosas.
Sentía prisa por salir de aquella situación, tenía que reaccionar y no sabía por donde empezar.

Su comida seguía casi intacta cuando se levanto para salir de la sala dejándola bruscamente sobre el recogedor de bandejas. Allí no podía pensar.

-
-

Jaejoong hizo ondear su camiseta que ahora se pegaba a su espalda mojada a causa de la hierba. Llevaba mucho tiempo tendido en el mismo lugar pintando garabatos sin sentido en la primera hoja en blanco del cuaderno. Hacia tiempo que había empezado a aburrirse demasiado y eso le había hecho prestarle atención a su estómago.

Sin necesidad de mirar por donde iba llegó al comedor dirigiéndose a aquella mesa perdida al fondo para dejar su cuaderno. El comedor se estaba comenzando a llenar lo suficiente como para perder un rato en la cola de la comida, así que se dio prisa para ponerse detrás de unos cuantos internos que tuvieron como música sus continuos gestos y resopló de impaciencia.

A los varios minutos comenzó a divisar el final del mostrador mientras arrastraba cansinamente su bandeja en espera de poder salir de allí y volver a su mesa, cosa que consiguió en menos tiempo del que le pareció.
Posó su bandeja sobre su mesa y se dejo caer en la silla como si pesara el triple de lo que era.

-Vamos allá... - susurró mirando su bandeja tras lo cual desvió su mirada al resto de la mesa – ¿Y el...?

Miró extrañado hacia donde había creído dejar su cuaderno hasta que optó por levantarse e hincar de rodillas junto a la mesa para mirar bajo ésta. Sonrió entre aliviado y extrañado al ver el cuaderno sobre la silla, dejándolo después caer sobre la mesa, de nuevo al alcance de su vista.

Se dispuso a bajar la mirada hacia su plato pero algo llamó su atención. El cuaderno sobre la mesa lucía una línea que cruzaba la portada y estaba bastante más desgastado de lo que recordaba. Lo deslizó sobre la mesa hasta situarlo frente a él sustituyendo el lugar de la bandeja y pasos sus dedos sobre los defectos de la portada.

Extrañado abrió el blog de par en par y unas páginas con dibujos que no podían estar dibujados por cualquiera aparecieron frente a él. Levantó brevemente la vista para luego bajarla y seguir pasando las páginas hasta que un dibujo le descolocó totalmente provocando que levantara la mirada bruscamente buscando con vehemencia el dueño del cuaderno en la sala.
Frente a él se mostraba un dibujo de él mismo, desgastado y manchado, pero claro.

Volvió entonces a la portada intentando buscar un nombre que le dijera a quién pertenecía lo que tenía entre sus manos y no tardo en encontrar un hombre escrito a lápiz en el borde de la primera hoja.

- Changmin... - leyó en alto.

Conocía ese nombre, lo había oído hacía muy poco.



- Soy la Doctora Han Bo Eun. Creo que no me conoces.    
 ...
- Yo soy la psicóloga de Shim Changmin.



Jaejoong volvió a la pagina con su imagen casi por inercia << ¿Por qué debería conocerle? >>
Terminó por cerrar el cuaderno y lo colocó junto a sí en la silla.
No tenía nada interesante previsto en su vida, ni nada de cualquier otro tipo.
Podía probar enterarse de algo que se refiriera a él, por probar algo diferente.

-
-
-

Tras dar un número respetable de vueltas por los pasillos Jaejoong leyó el nombre de “Han Bo Eun” en una de las puertas. Se abalanzó sobre ésta llamando sin pensárselo dos veces. No tuvo que esperar apenas para oír un “adelante” de una voz femenina desde el interior que le invitaba a pasar. Así lo hizo.


- Buenos días – le saludó la psicóloga levantando la vista de sus papeles - ¿En qué puedo ayudarte?
- Yo... quería – titubeó sin saber si sentarse o no - ... preguntarle algo.
- Adelante. Siéntate, no te quedes de pie – le ofreció Han Bo Eun con una sonrisa.
- Gracias -dijo casi en un susurro mientras se sentaba en una butaca frente a ella – Verá... usted me mencionó hace unos días a un tal Changmin ...
- Cierto – afirmó con suavidad.
- Cierto... - repitió Jaejoong antes de proponer su pregunta - ¿quién es él?
- Es uno de mis pacientes.
- Lo suponía pero, ¿por que debía yo conocerle?
- ¿Deber? Era una suposición. Me presenté si no me equivoco y pensé que era mas probable que conocieras a éste chico, por cualquier motivo, antes que a mí – mintió la doctora haciendo alarde de su naturalidad.
- Pues no es así... - dijo Jaejoong bajando la mirada hacia el suelo. Tenía que haber más - ¿Cuánto tiempo lleva aquí?
- Pues, desde el año pasado.
- ¿Y por qué?
- Bueno – empezó a decir Han Bo Eun sonriendo como si se disculpara – No puedo comentar la información sobre mis pacientes con terceras personas así como así.


Jaejoong apoyó su espalda en el respaldo del sillón con un largo suspiro. No podía disimular que estaba decepcionado.

- ¿Qué sucede? - pregunto la mujer que no ignoró su reacción.
- Nada, es solo que... Nada ...
- No, no, dime.
- Es que esperaba algo, no se que... pero esperaba algo... - << algo que me explicara porqué me dibuja en sus ratos libres>>
- Siento no poder ayudarte – se disculpó la psicóloga intentando dar por zanjada una conversación que, en su opinión, no convenía mantener.
- No importa. Gracias igualmente.

Han Bo Eun negó con la cabeza a modo de “de nada” y Jaejoong se puso en pie para salir de la sala sin decir nada más. Tras cerrar la puerta tras él y empezar a caminar por el pasillo se dio cuenta de que había esperado mucho más aunque sin saber el qué. El pensar en aquel nombre como el de alguien que solo le había tomado como modelo en su aburrimiento no era lo que había esperado. ¿No había otra relación entre ese tal Changmin y él?

Si, realmente le había decepcionado, y mucho, el hecho de que se hubiera simplificado todo tanto.
Siguió caminando hacia su habitación pero paso de largo al llegar. No tenía ganas de encerrarse en su caja, así que oculto las manos en sus bolsillos y siguió avanzando sin rumbo fijo.
-
-
-

- Esperas una solución, y sabes que no la tengo – le aseguró Yunho al chico que estaba sentado frente a él en la sala de visitas.
- Alguna tiene que haber, algo que pueda hacer – insistió Changmin – Aunque ayudarme no sea de tu interés y ...
- Esto no va de lo que me interese o no. Solución... - repitió Yunho sonriendo con ironía - ¿La tiene?
- Debería...
- Quieres que la haya, pero eso no tiene nada que ver con lo que tu quieras.
- ¿Es que tú no intentaste hacer nada? - preguntó Changmin intentando no elevar la voz. Odiaba su actitud, y más entonces.
- Si, pero supe parar a tiempo.
- No me vengas con esas. No es la primera vez que has intentado exprimirle un mínimo recuerdo y le has hundido al hacer que se de cuenta de que ha olvidado la mitad de su vida.
- Si piensas eso, deberías darte cuenta de que tu pretendes hacer lo mismo – dijo Yunho sabiendo que acertaba de pleno con sus palabras.
- No es lo mismo – negó Changmin sin estar muy seguro – Yo quiero que el pueda... yo no...
- Tú sí... Sabes que no actúas tanto por él como por ti. Le echas de menos y aunque intentes pintar los que quieres hacer de buenas intenciones, la verdad es que sientes rencor por lo que ha hecho. Piensas que es un error suyo y que lo debe corregir ...
- No...
- Pues te diré una cosa ¡No puede! Despierta ¿Vale? - le exigió Yunho elevando la voz y perdiendo la paciencia – De mi recuerda, hoy y ayer, y más atrás todos son recuerdos borrosos o que han pasado a la historia. Es así, y me lo he tenido que comer tal cual.
- Yo no pienso dejarlo todo así. Sino crees en soluciones eres tú el que tiene que despertar. Y aunque pienses que todo lo hago por mí y por rencor, no es así. No creas que sabes tanto...
- Déjalo estar... - insistió Yunho dejando pasar de largo lo que decía.
- ¿Dejarlo estar? Ignorar lo que pasa porque él no se ha dado cuenta ¡Hagamos como que aquí no ha pasado nada! Mira ... ese es el primer paso para tratarle como un tarado.
- ¿Tarado? Algo no va bien con él, y llames como se lo llames, es la misma cosa...
- No se por que hablo contigo – terminó por decir Changmin cansado de escucharle hablar como si lo supiera todo – No esperaba contar con tu ayuda pero ¿ves?, llego a esto cuando se trata de buscar soluciones.

Changmin dio la conversación por terminada y pareció que Yunho con su silencio hizo lo mismo.
No había mucho más que sacar de una conversación en común, nunca lo había habido.
Changmin salió de la sala parándose nada más salir con una sensación ya conocida de no saber donde ir.

En aquel momento un chico clavó los ojos en él. Hacía días le había visto en aquel pasillo, y era lo único que recordaba de él.
Jaejoong detuvo sus pasos mientras le observaba. De algún modo una cara conocida era una cara conocida. Aún así pensó que resultaría estúpido quedarse mas tiempo mirándole y decidió reanudar la marcha, pero una segunda persona mucho más familiar salió de la misma sala esquivando al primer chico para dirigirse a la salida.

<< Yunho ... ¿Qué haces aquí?>> se preguntó sin entender. Yunho le había visitado hacía apenas un par de días y volvía a estar allí. Su frecuencia de visita al centro no se parecía a la de dos veces por semana, y menos visitando a .... << ¿Quién eres?>> le preguntó desde su cabeza a Changmin entre curioso y molesto.

Esperó unos segundos a que Yunho se perdiera de su vista y entonces decidió seguir los pasos de Changmin que ahora se dirigían al comedor.
No estaba seguro de que iba a hacer pero la curiosidad no estaba por dejar el tema pasar.
Changmin siguió avanzando mirandose los pies inmerso en las reprimendas que aún le soltaba a Yunho en su imaginación. Realmente le hacía llegar a su límite.

Ciego hacia todo lo que le rodeaba cogió una bandeja de entre todas las apiladas sobre el mostrador del comedor y siguió enfrascado en sus pensamientos hasta que una voz le hizo salir.

– Pensaba que el otro día eras tu la visita – dijo Jaejoong tras encontrar una buena forma de comenzar una conversación desinteresada.

Changmin se dio la vuelta hacia él y su mente se quedó por unos instantes en blanco. ¿Era esa la oportunidad que no había sido capaz de conseguir por sí mismo?
Tomó aire y se prometió reaccionar.

- ¿Cómo? - preguntó alegrándose de haber dicho la palabra de un solo golpe.
- El otro día, me cruce contigo en la sala de visitas. Ibas con ropa de calle y pensé que eras tú la visita – se explicó Jaejoong comenzando a poner lo necesario en su bandeja, dejando de mirarle.
- ¡Ahm!.. ya...caigo - <<demasiado lento>>.
- ¿Ya ... caes ...? - bromeó Jaejoong.
- Si, nos vimos... es decir, no te recordaba, fue mínimo...
- Al menos ahora hablas mas.
- Si ... - afirmó Changmin que sentía que con cada palabra gastaba todas sus energías.
- ¿Desde cuando llevas aquí entonces?
- Desde ... - << piensa, piensa ... >> - Desde ese día que me crucé contigo ¿Y tú?
- Más tiempo – simplificó Jaejoong indicándole con un gesto que avanzara en la cola - ¿Y tu nombres es?
- Changmin, Shim Changmin – contesto Changmin con rapidez.

- Changmin... - repitió Jaejoong como si le costara abarcar el dato.
- Sí... ¿Y tú?
- Jae... Jaejoong, como prefieras ...

La persona que estaba junto a él acababa de mentirle doblemente ¿Por qué?

- Bueno ...  ¿me sigues y continuamos hablando? – ofreció Changmin sujetando su bandeja dispuesto a ir hacia la mesa.
- Claro...

Jaejoong le siguió sentándose frente a él en la mesa junto a la ventana.

- Me conoces – sentenció sin poder esquivar lo que le interesaba ni por un momento, moviendo con la cuchara el contenido de su plato.
- ¿Cómo?
- No te hagas el impresionado – cortó Jaejoong dejando caer el cubierto ruidosamente – Me conoces ¿verdad?
- No... - << ¿qué me he perdido?>>
- Joder, mira ... estoy acostumbrado al juego de los psicólogos, pero los demás no tienen por que jugar conmigo.
- No juego contigo...
- Si lo haces... ¿de que me conoces?
- ¿Que de qué te conozco? - repitió Changmin. Era demasiado difícil pensar en la respuesta correcta.
- Sí... mira. Mi cara te suena de sobra ¿verdad? ¡No llevas aquí precisamente dos días, y si conoces a Yunho es porque también me conoces a mi ! Eres hábil mintiendo tanto en dos frases ...
- Lo siento, creo que me has malinterpretado...
- No hay nada que malinterpretar. Odio que la gente me oculte cosas y que eche el rato entreteniéndose mientras me trago lo que me cuentan...
- Si te conozco – aceptó Changmin sin saber por donde escapar.
- Evidentemente... ¿Desde cuando? ¿Por qué?
- Desde que entré aquí, y porque me salvaste la vida – soltó Changmin bajando la mirada.

Changmin creyó que había dicho aquellas palabras antes de pensarlas y se sorprendió a si mismo en el peor de los sentidos.

- ¿Cómo dices? - preguntó Jaejoong esperando que Changmin levantara la vista para mirarle –¿Qué?... Eso también es mentira ...
- Mira ... dejemoslo en un “tal vez” ¿vale? - le propuso Changmin. Necesitaba escapar, rebobinar, y pensárselo todo mejor.
- ¿En un “tal vez”? Joder... te aburres – dijo Jaejoong poniéndose en pie tomando su bandeja por los bordes – Que aproveche...

Changmin no levantó la mirada incluso entonces. Aguantó el aire hasta que Jaejoong se hubo alejado con sus rápidos pasos y, tras ésto, lo soltó ahogando un quejido.
Era como si cada ápice de su cuerpo le doliera, como si moverse le arriesgara a romperse.
Se mantuvo así, inmóvil, soportando la ganas de gritar hasta olvidarse de todo.

En aquellos momentos envidiaba a Jaejoong.
Olvidar no dolía, recordar si lo hacía.