Jaejoong se acercó a la puerta y apagó la luz de la habitación.
- Escucha – susurró a Changmin sin dejar de darle la espalda – Sígueme de cerca una vez hayamos salido de la habitación. La llave la llevo en mi bolsillo. Como tosas o estornudes te acuerdas de mi ¿comprendes?
Changmin asintió musitando suavemente y aguantó la respiración unos instantes cuando Jaejoong giró el pomo de la puerta. Abrió la puerta lentamente, lo justo para poder asomarse y, tras echar un vistazo, le indicó que le siguiera.
Así lo hizo, cerrando la puerta tras de sí y siguiéndole en el máximo silencio que podía.
Jaejoong se detenía intermitentemente, tras dar varios pasos, contenía su propia respiración a la escucha de pasos ajenos y, entonces, volvía a reanudar el paso.
Al llegar a la primera cámara de vigilancia se detuvo y, tras señalarla con un golpe de vista, susurró a Changmin con una voz casi muda.
- Algunas no hay forma de evitarlas… reza porque no estén mirando los monitores…
Continuó avanzando, mirándole a veces de reojo y cambiando de dirección sin dudar. Se conocía el edificio aun mejor de lo que esperaba pero Changmin no esperaba alejarse así de la puerta de salida.
- Eh… la salida no es por ahí…
Jaejoong se paró en seco al oír unos pasos, lentos, acortando distancia con ellos. Tanteó el pomo de la puerta que estaba a su lado y la abrió con cuidado, indicándole a Changmin que le siguiera una vez más.
- Cierra – le pidió Jaejoong – Y no enciendas la luz.
- De acuerdo…- susurró Changmin intentando ver con la escasa luz que entraba desde fuera
- Jae…
- Hay más puertas para salir… esto es una llave maestra, no pensaba salir por la puerta de principal como un señor…”caballeros, nos vemos”… - dijo con gesto de estirado – Desde luego sin mí no ibas a ir muy lejos ¿no crees?
Changmin no respondió. Se había quedado mirando a la figura que estaba sentada en el borde de la cama de aquella habitación. Permanecía inmóvil y no podía distinguir si sus ojos estaban abiertos. Si pudo clarear que se trataba de una persona bastante mayor, encorvada levemente sobre si misma. Jaejoong se unió a su expectación al darse la vuelta, acercándose al hombre con mucho cuidado.
- ¿Qué haces? Jae…
Jaejoong se inclinó echándole un vistazo a la persona que ni siquiera sabía que estaban allí y, torciendo una sonrisa, susurró de nuevo.
- Está dormido.
Changmin resopló y se acercó a la ventana de la habitación. La abrió con mucho cuidado y se asomó.
- Podríamos usar las ramas como puente hasta el muro… pero no tienen pinta de aguantar mucho peso…
- Menos el tuyo – añadió Jaejoong acercándose. Apoyó las manos en el poyete y se asomó – Se parte la rama, nos matamos y fin de la gran aventura .
- Nos encontrarán aquí, nos enterrarán en el bosque para que la historia no perjudique la imagen del centro y como si nada - añadió Changmin – No es mal plan.
Jaejoong rió en silencio sin poder evitarlo y, frunciendo el ceño, se apoyó el dedo índice sobre los labios. Changmin sonrió y se quedó mirándole. La luz de la ventana hacía parecer que lo único que existía era él. Deseó parar el tiempo y no estar viéndole así en una contrarreloj.
- Vamos… - indicó Jae girándose sobre si mismo y ahogando un grito al sobresaltarse – J-joder…
Changmin se dio la vuelta bruscamente y vio al hombre en pié, aun con la cabeza agachada.
- Tranquilo Jae… - dijo acercándose a la puerta de nuevo sin apartar la vista de aquel personaje – Es sonámbulo…
- Será… - coincidió Jae humedeciéndose los labios que aun le temblaban por el susto llevado.
Sonrió de nuevo, esta vez con flojera y se interpuso entre Changmin y la puerta decidido a fiarse más de sus propias habilidades que las de él a la hora de avanzar.
Entreabrió la puerta y tras cerciorarse de que al pasillo estaba despejado salieron de nuevo. Bajaron las escaleras hasta la planta baja y Jaejoong los dirigió directamente hasta la puerta de la cocina.
Una vez dentro cruzó la cocina a paso ligero y se paró frente a la puerta que daba al patio. La abrió con el mismo cuidado que la puerta anterior y salió mirando desde fuera a Changmin con impaciencia. Éste salió tras él y se encargó él mismo de dejar la puerta cerrada a sus espaldas.
- Ahora viene lo difícil – susurró Changmin mirando los muros que delimitaban la parcela – Para salir afuera ya no hay puertas auxiliares…
- Ya me he dado cuenta – cortó Jaejoong mirando a su alrededor – Habrá que salir por adelante…
- Siento no tener ideas…
- No esperaba que las tuvieras. Es más, pensaba irme sin ti. – dijo sin darle importancia – Vamos allá.
- ¿Pensabas irte sin mí?
- Era broma. Sígueme.
- Ya…
¿Lo decía en serio? No es que hubiera tenido confianza en que Jaejoong tuviera preferencia en salir de allí con él pero oírselo decir rozaba lo cruel. Intentó no dejarse entretener por pensamientos de última hora y siguió a Jaejoong mientras bordeaba el edificio hasta la parte de delante, haciendo el camino más largo al usar el muro exterior como guía hasta la puerta.
- Espero que esta llave sea tan maestra como dice ser… - comentó Jaejoong por lo bajo señalando la verja metálica – Si esa puerta no se abre, se nos acabó la historia.
Para Changmin era peor aun. Si se descubría que quería salir y que la única razón por la que se encontraba allí era Jaejoong, y no ningún motivo clínico, perdería la oportunidad de estar allí como paciente y, por lo tanto, el contacto con Jaejoong.
- Espera aquí - le indicó a Changmin – Compruebo si abre y si es así me sigues.
Changmin se quedó oculto tras los árboles soñando con ver la verja abierta. No tuvo que llorar ninguna derrota. La verja se abrió bajo las órdenes de la llave y Jaejoong abrió una de las hojas lo suficiente para permitirles salir. Un susurrado “vamos” tiró de Changmin hacia fuera y cerraron nuevamente la verja, apartándose ambos después a un lado.
Se hizo el silencio y en poco el chapoteo de las gotas que comenzaban a caer desde el cielo lo aplacó sin discreción. Changmin movió sus pies sobre la tierra húmeda del suelo mientras la lluvia se hacia más intensa por segundos y se giró hacia Jaejoong para sugerirle el siguiente paso en la escapada pero éste, con la cabeza agachada, se hallaba inmerso en sus pensamientos. Intuía su mirada perdida bajo su flequillo mojado.
- Jae… ¿Estás bien?.
- Estoy fuera… - dijo Jaejoong empezando a dejar escapar una sonrisa difícil de entender.
- Eso es bueno ¿no? No nos ha costado demasiado… Bueno, aun no ha acabado, tenemos que alejarnos de aquí, antes de que pase la siguiente guardia y se den cuenta de que no estamos.
- Alejarnos de aquí. Ésa es la parte que más me gusta, elegir a donde ir – dijo perdiendo la sonrisa a la vez que alzaba levemente la mirada – Ridículo ¿no?
- ¿Qué es ridículo?
- Estar aquí de nuevo mañana…
- Ven conmigo si no sabes a donde ir.
- Tú también estarás aquí mañana.
Changmin se giró un momento mirando a su alrededor antes de mirarle otra vez y alzó la voz lo justo para salir del susurro.
- Y una mierda. La vida me ha dejado sin familia pero a cambio tengo el dinero necesario para desaparecer. Si vienes conmigo, te aseguro que mañana nadie sabrá donde estás.
- ¿Por qué insistes en ayudarme?
- Te debo una, y de las gordas. Me habría tirado desde la ventana de mi habitación hace tiempo si no fuera porque tú me paraste los pies.
- Te ibas… a tirar… por la ventana… - repitió Jaejoong volviendo a aquel atisbo de recuerdo que le rondaba la cabeza desde antes de salir de su habitación.
- Si… bueno, no estaba en mi mejor momento y… se sabe que hay veces en las que… Oye, no pierdes nada. Si quieres no me creas, pero sígueme y deshazte de esta vida de mierda. Solo tienes que venir conmigo, aceptar mi ayuda. Ahora mi propósito es ver que tan lejos puedo llegar. No es mal plan y seguro que no tienes ninguno mejor si tras salir de este pozo te has quedado parado.
La lluvia no había dejado de tomar fuerza durante los últimos minutos y ahora continuas hileras de agua caían sobre ellos. Jae se pasó el dorso de la mano sobre la frente apartándose el pelo y miró a Changmin.
- Vamos – dijo con forzada firmeza – Dime por donde empezamos…
- A cinco minutos de aquí hay una parada de taxi. Nos puede llevar hasta la estación de tren. Allí cogeremos el primer tren que salga, cuanto más lejos mejor. Por el camino decidiremos que hacer – propuso Changmin comenzando a andar con decisión.
- ¿No es más fácil ir en avión? No sé… - empezó Jaejoong echando a andar junto a Changmin.
- Si dan la voz de que nos hemos escapado no podremos salir en avión ya que ahí tenemos que mostrar nuestra documentación y eso sería como decir “nos habéis pillado”.
- Pero aún estamos a tiempo. En veinte o treinta minutos llegamos al aeropuerto y cogemos el vuelo que salga, sin importar a donde.
- Bueno… tú decides, hasta ahora no nos ha ido mal con tus ideas… Pero hay que darse prisa… ¡taxi! Corre!
Changmin echó a correr al ver un taxi en la parada aun a la distancia suficiente como para que alguien se les adelantara. Jaejoong echó a correr tras él sin intención de evitar ningún charco. Cuando llegaron al coche habiendo frenado demasiado tarde, entre salpicaduras y malos modos al abrir la puerta, ambos subieron al taxi bajo la mirada del conductor que les miró a través del retrovisor con cara de pocos amigos.
- Lo sentimos por el barro – se disculpó Jaejoong.
- Se lo compensaré en la propina – añadió Changmin – Al aeropuerto por favor.
El conductor arrancó el coche sin añadir más y Changmin dejó caer la espalda contra el asiento. Jaejoong lo había hecho justo antes que él y ya había perdido la mirada en el paisaje que veía a través de la ventana. Lo que veía era como su vida. Podía ver un cúmulo de cosas; calles, árboles, edificios, luces, personas y, al igual que sus recuerdos y sentimientos, se veían borrosos, no podía ver nada con claridad, aunque intuía que estaban allí. Al igual que no distinguía las caras de las personas que pasaban por la calle, no reconocía el sentimiento por las personas que habían pasado por su vida. Al igual que podía imaginar las arrugas en el rostro de una persona a través de la lluvia intuyendo su avanzada edad por un bastón, imaginaba el sentimiento que debía sentir por aquel chico que había estado visitándole en el centro intuyéndolo por los años que llevaba conociéndole. Pero no veía esas arrugas y no tenía esos sentimientos.
No sabía a donde iba, solo sabía donde no quería estar. Quería empezar de nuevo, cambiar su suerte, recordar su vida.
Entre los muros del centro psiquiátrico era capaz de no creer en su locura, sintiéndose apresado sin motivos y rodeado de locos que juraban ver monstruos bajo la mesa del comedor, pero estando fuera solo podía compararse con gente de apariencia sencilla, yendo a trabajar, estresados por cualquier cosa, riendo de cualquier broma, compartiendo experiencias, recordando momentos. Enfadados, alegres, nerviosos, estresados, pero todos con una cordura que ya no se aplicaba a sí mismo.
¿Tan diferente era a esos chicos cuya única preocupación era tener dinero para la gasolina o la búsqueda de la aprobación de sus padres ante lo que hacía para poder salir con los amigos a la noche?
Escondió las manos dentro de sus mangas mojadas y se mordió los labios, el corazón se le encogió en el pecho y unas gotas que no provenían de su pelo cayeron por sus mejillas. No sabía, de todo lo que había olvidado, que era lo peor. Sus padres no habían ido a visitarle en tres años y no sabía que recordaba de ellos, de Yunho solo sabía su rencor por algo que no podía evitar, y del chico que ahora estaba sentado a su lado no sabía nada.
¿Realmente le había salvado la vida? Y si era así ¿Hasta donde iba a serle devuelto el favor? ¿Hasta cuando iba a estar agradeciéndoselo con su ayuda? Apartó la mirada de la ventana y miró hacia el chico con la sensación de haber estado pensando en voz alta. Se encontró con su mirada. Le miraba con preocupación y con algo más que no le gustó nada. Era pena. Agachó la cabeza y le pareció escuchar un “todo irá bien”. No supo si lo había dicho Changmin o si la voz de su propia cabeza intentaba convencerlo, pero no levantó la mirada para comprobar si seguía mirándole.
Cuando el coche se detuvo, Jaejoong esperó a que Changmin bajase primero. Tenía la sensación de poder perderle de vista en cualquier momento y no saber que hacer. Le siguió de cerca cuando entró sin decir nada más en el aeropuerto, dirigiéndose al mostrador de venta de billetes. Se mantuvo entonces un par de pasos tras él, dejándole hacer, y aun demasiado perdido como para reaccionar de una forma u otra.
- Espero que no se te de mal el japonés – dijo Changmin girándose hacia él – Volamos a Tokio, es el próximo vuelo que sale. Sígueme.
A Jaejoong no le dio tiempo a añadir nada y siguió nuevamente a Changmin. Fue esquivando a la gente, recibiendo demasiadas miradas. Su ropa blanca, mojada y llena de barro no hacían pensar nada bueno. Changmin le lanzó una rápida mirada y acto seguido se paró frente a una tienda de ropa.
- Entra conmigo, coge una chaqueta, unos pantalones, lo que veas – le pidió señalándole las perchas.
Jaejoong agradeció que se diera cuenta y cogió unos vaqueros y una sudadera que le parecieron no distar demasiado de su talla. Changmin se los quitó de las manos y puso ambas prendas sobre el mostrador. Todo debía ser así de rápido pero las prisas mezcladas con la tensión le comenzaban a embotar la cabeza. Al salir de la tienda Changmin le señaló la puerta de los baños y tras un rápido “vamos” se quedó esperando fuera de estos.
Jaejoong entró a uno de los cubículos del baño y se desvistió y vistió nuevamente. Tanto la sudadera como los pantalones eran algo grandes pero pudo comprobar al salir y verse en el espejo que serían menos los que le mirarían ahora. Metió su vieja ropa en la papelera antes de salir del baño y Changmin echó a andar nada más verlo, haciéndole de nuevo caminar tras él.
- Puerta 26 – dijo mientras buscaba la situación.
Jaejoong ni siquiera le escuchó. Solo continuó siguiéndole hasta que se vio sentado en el asiento del avión. Respondió “bien” cuando creyó que le preguntaba como se encontraba y asintió cuando pensó que debía, pero cada vez que escuchaba su voz y miraba a su alrededor, más irreal le resultaba la situación.
Tras el despegue apoyó la cabeza en el cristal y observó como las ciudades se convertían en manchas de luces, hasta que al atravesar las nubes el avión comenzó a navegar sobre un manto blanco que se dejaba ver a la luz de la luna. Cerró los ojos. Si entonces olvidara todo, absolutamente todo, al bajar del avión empezaría de nuevo, sin preocupaciones, sin tener conciencia de lo hecho y de las posibles consecuencias. Pero así no funcionaba su olvido, él no elegía que olvidar.
Chanming llevaba rato observándole. Jaejoong ahora dormía y, aunque se evidenciaba que su postura no era cómoda, no parecía que su sueño fuese ligero. Acercó una mano a su cara y echó hacia atrás los mechones de pelo aun húmedo que tapaban parte de su cara cayendo en cortina sobre su mejilla. Le veía tan frágil… Nunca se lo había planteado así, Jaejoong el más débil de los dos. Siempre había sido él el que le había arrancado las sonrisas, el que le había hecho olvidar la realidad como si fuese cualquier cosa, el chico con más iniciativa que había conocido jamás, con más ansias de libertad que cualquier preso. Y había caído rendido tras entrar en un bloqueo nada más probar la libertad.
Changmin sonrió levemente. De todo esto sacaba algo en claro: si Jaejoong ahora tenía tanto miedo era porque creía estar solo, estaba seguro de no importarle a nadie. Jaejoong había perdido su fuerza y su alegría al olvidarlo a él. Más allá del egocentrismo que pudiera llevar esa forma de pensar no le parecía cualquier deducción estúpida para autocomplacerse.
Giró la mano poniendo el dorso de sus dedos sobre su piel y la retiró con una suave caricia. << Solo tengo que hacer que me recuerdes>> pensó Changmin, dirigiéndose a él desde sus adentros << Tienes que entender que me tienes, y que esto es todo lo que queríamos conseguir. Ahora que lo hemos conseguido solo tienes miedo. No quedará así>>
El vuelo fue largo. Changmin consiguió caer dormido a una hora escasa de escuchar el aviso de aterrizaje. Para cuando abrió los ojos debido a la voz de la azafata Jaejoong volvía a estar despierto y al parecer no desde hacía mucho tiempo. Se frotaba la cara como si intentase centrarse y asumir una mañana que había llegado demasiado pronto.
- Menuda forma de dormir - murmuró Changmin.
- ¿Hm? – Jaejoong le miró y torció una sonrisa con un resoplo – Envidioso.
Changmin sonrió sin apartar la mirada del asiento frente a él y no volvió a dirigirse a Jaejoong hasta haber bajado del avión. Sus nervios no eran menos.
- Cogeremos un taxi que nos lleve al centro, buscaremos donde comer y un hotel hasta que pensemos en un lugar para… - Chanming calló al ver que Jaejoong volvía a asentir ciegamente – Oye, todo irá bien…
Jaejoong asintió.
- ¿Cuándo asientes es que estás de acuerdo o que no me has escuchado?
- ¿Hm? – Jaejoong le miró y sonrió incómodo, negando con la cabeza – Sí, taxi, ir a comer, buscar donde dormir,…
- Y que todo ira bien – insitió Changmin.
- Y que todo irá bien – repitió Jaejoong sin esforzarse en disimular que volvía a decir lo que pensaba que debía decir.
Changmin asintió y tras subir al taxi indicó al conductor a donde se dirigían.
- Que hambre tengo… - dijo entonces en un resoplo, volviendo a dirigirse a Jaejoong
- ¿Hablas japonés? – preguntó Jaejoong estrenándose con las preguntas.
- Oh… bueno, no lo domino pero me defiendo. Pizza, hace mucho tiempo que no como pizza. Nunca la sirvieron en aquel comedor ¿te apetece?
- Claro…
Cuando pisaron la calle Jaejoong no fue el único que se sintió perdido y, sobre todo, pequeño. Caminar sin dirección era la mejor forma de comprender que no sabían a donde se dirigían. Cogieron papeles de información en cada rincón, mapas, publicidad, todo les era útil, y avanzaron eligiendo la dirección a tomar cruzando solo cuando el semáforo del paso de peatón estaba en verde cuando ellos pasaban junto a él.
Tras cruzar uno de tantos Changmin se paró en seco para echar un vistazo y Jaejoong topó con el hombro en su espalda.
- Perdona - dijo secamente girándose para mirar hacia atrás.
- No nos siguen – resumió Changmin haciendo que Jaejoong se girara hacia él.
- Sería absurdo ¿no?
- Nunca he huido como lo estamos haciendo ahora pero confío en que no sea tan fácil seguir la pista a alguien. Incluso si saben que estamos aquí dudo que nos encuentren fácilmente. Mira a tu alrededor, no somos solo dos.
Jaejoong miró de reojo a los lados y no pudo estar más de acuerdo. En aquella parte de la ciudad la gente se agolpaba por todos lados haciendo que las puertas de los edificios y bocas de metro parecieran hormigueros.
- Buscábamos un sitio para dormir ¿no? - añadió tras echar aquel vistazo.
- Sí – dijo Changmin volviendo a reanudar el paso – Sigamos. Prefiero que nos alejemos un poco del centro. Cuando menos tengamos que enseñar el carnet de identidad, mejor, y lo caro lo suele exigir. Ahorraremos tiempo si vamos en metro.
Dicho esto Changmin guió sus pasos hasta las escaleras que se perdían bajo el suelo, esquivando la gente que se agolpaba para salir.
- Espero que no nos perdamos demasiado – comentó frente a la máquina expendedora de tickets.
- ¿Perdernos? - preguntó Jaejoong parándose a casi un metro de él – No hay sitio al que queramos volver ¿A qué te refieres con perdernos?
- Ha sido un comentario absurdo, supongo.
Changmin se volvió hacia Jaejoong y extendió el brazo para darle el ticket sin acortar distancias con él prefiriendo dejarle la opción de acercarse cuando se sintiera algo parecido a cómodo. Acto seguido reanudó el paso al ver llegar el metro por su izquierda.
Jaejoong volvía a seguirle a ciegas. Prefería no dar su opinión. La que tenía con respecto a Changmin él mismo la conocía y su confianza no terminaba de asentarse.
No dejaba de pensar y a momentos sentía que lo que peor llevaba de la situación era lo que tenía que ver consigo mismo. A Changmin le dejaba claro que no le creía pero la verdad era que sabía que era muy probable que el problema tuviera la raíz en él mismo. Se pasaba la vida olvidando y dejando su mente en blanco. Aquel chico le había ofrecido su ayuda asegurándole que en otra ocasión la ayuda la había recibido él de su parte. Podía pensar entonces que aquel desconocido creía deberle algo y que ahora solo estaba cumpliendo con su parte. Pero su primer nuevo contacto con él había estado lleno de mentiras, le había tratado como a un idiota al que se le podía colar cualquier historia.
Cuando el movimiento del metro cesó y las puertas se abrieron, Changmin se puso en pie pidiendo a Jaejoong que volviera a seguirle con un golpe de mirada.
Salieron a la calle y recibieron por primera vez un golpe de luz proveniente del cielo. Los edificios de la zona centro les habían mantenido a la sombra y ahora caminaban bajo un cielo despejado sin la necesidad de topar constantemente con hombros ajenos.
Changmig se paró, tras cerca de una hora de caminata en el más absoluto silencio, frente a lo que parecía un hostal con la fachada blanca.
- No creo que aquí pidan demasiada documentación – dijo antes de volverse hacia Jaejoong – Y menos que te impidan meter una pizza en la habitación.
- Me gusta – añadió Jaejoong con simpleza con la cabeza alzada.
- Vamos entonces – añadió Changmin avanzando delante de Jaejoong.
El interior daba sensación de calidez a pesar del aspecto frío que daba la fachada. Las columnas estaban revestidas de lo que parecía imitación de piedra y las paredes y el mobiliario lo coloreaban todo en colores teja y tierra. Tras tomar la llave de la habitación, Changmin subió por las escaleras seguido de un silencioso Jaejoong. Entró en la habitación y dos camas iluminadas por el sol de primera hora de la tarde les saludaron nada más entrar.
- Ahora me gusta a mí – dijo Changmin sentándose en una de las camas y empezando a buscar entre los papeles recogidos algún número de teléfono para pedir comida.
Jaejoong se sentó a los pies de la otra cama y Changmin le miró antes de seguir con su búsqueda.
- Aquí… pizzería… menú… dos ingredientes… esto es.... bebida... ¿“Sunakku”?... - empezó a leer – Esto suena bien. Vamos, pizza, refresco y patatas o así.
- Me parece bien – dijo Jaejoong descalzándose las playeras manchadas de barro seco.
Changmin pidió la comida no sin esfuerzo, indicando la dirección del hostal de una forma ridículamente precisa y lenta al leerla en la hoja de información cogida en recepción.
Tras colgar se quedó en silencio.
Eran dos desconocidos en una misma habitación con la necesidad convivir juntos por el tiempo que fuese necesario.
- Espero que no nos encuentren – empezó a decir Jaejoong sin apenas alzar la voz – Aunque no me imagino una búsqueda organizada a nivel internacional por buscar a dos chiflados. No somos asesinos convictos ni atracadores de bancos.
- Desde luego no estamos en la lista de los diez terroristas más buscados –aseguró Changmin echándose bocarriba en la cama.
¿Asesinos convictos? Volvió a caer en la ignorancia de Jaejoong sobre su pasado. No sabía de los motivos que le habían llevado a matar a su padre pero estaba seguro de que no lo había hecho sin más. Parecía que el hecho de haberlo hecho le había llevado a aquel estado, entre la cordura y lo locura. ¿Había sido la culpabilidad? Ya había visto como su cabeza había borrado recuerdos acerca de sus reacciones violentas al no verse capaz de asumir que podía llegar a hacer algo así. ¿Tanto había cambiado? No era como él mismo se recordaba, no se reconocía. Parecía que no se quería topar con su nuevo yo, con el yo que podía hacer cosas sin pensar, cosas lo suficientemente dañinas como para retenerle en un centro y entonces, tras hacerlas, olvidarlas.
Jaejoong se dejó caer hacia atrás aun con los pies en el suelo, quedando con las mismas vistas del techo que Changmin.
- ¿Cuanto tardará en llegar la comida? -preguntó entrelazando los dedos de las manos tras la nuca.
- Espero que poco – respondió Changmin como respuesta breve. Aun andaba sumergido en sus pensamientos.
- ¿Qué pasó para que quisieras tirarte por una ventana? Los hay más feos que tú y siguen adelante. Solo tienes que acostumbrarte a tu cara.
Changmin escuchó sus palabras y torció la boca al apretar los labios. Acto seguido rió sin poder evitarlo. Hacía mucho que no escuchaba bromear a Jaejoong y no era el momento de esperarlo.
- ¿C-cómo? - dijo riendo nuevamente - ¡Oye! Que mi cara es de retrato.
- ¡Si! Retrato abstracto – comentó Jaejoong con simpleza luchando por mantener un poco de seriedad mientras se metía con él.
- ¿Es que no te has preguntado por qué tengo tanto dinero? Pintores han pagado fortunas por dibujar mi perfil.
Changmin desvió la mirada del techo hacia Jaejoong tras un silencio de unos segundos. Jaejoong no le miraba pero tampoco miraba a la nada. Estaba pensativo y su mirada paseaba por las aspas del ventilador del techo que giraban lentamente.
- ¿Por qué me dibujaste? - preguntó sin dar a la pregunta una mínima emoción.
- Me gusta dibujar – explicó Changmin con su misma entonación – Te elegí no se por qué razón. No eres mi único modelo a lo largo de estos años.
- Ah, de acuerdo.
- ¿Ya está?
- ¿Ya está qué? - preguntó Jaejoong girando la cabeza hacia él.
- ¿Me crees?
- ¿No debería?
- Bueno, no es eso – dijo Changmin sin saber a donde quería llegar.
- ¿Por qué me dibujaste? - volvió a preguntar como si fuese la primera vez.
Changmin cerró los ojos unos segundos y volvió a abrirlos. ¿Tenía que decirle la verdad? Parte de ella no iba a estar mal.
- Porque eramos conocidos, te tenía en mi memoria y así es más sencillo dibujar a falta de modelo presente. Yo llegué al centro hace un año o algo así. Sé que no te acuerdas pero tú y yo... nos tratábamos, nos llevábamos bien. No aguanté más de un par de días sin querer rendirme. Estaba harto. Llevaba ese tipo de cansancio en mi interior, ese que te hace perder las ganas de esforzarte y tú me ayudaste – explicó Changmin sin mirarle, sabiendo que él tampoco le miraba - . Ese centro está lleno de personas que nos doblan o triplican en edad. No es demasiado raro hacer un amigo sin tener más criterio que la edad, no en ese lugar. Pensé en huir de allí y supe que si te llevaba conmigo te devolvería lo que te debo. Además ¿imaginas esta escapada con el señor Hahn y su andador? Yo creo que no...
Changmin le miró de reojo. Jaejoong torció una sonrisa por su último comentario y negó con la cabeza en respuesta al notar que le estaba mirando.
- En cuanto a escaparme solo, no se sabe cuando puedo necesitar contar con alguien, por el motivo que sea. Me toca preguntar – dijo Changmin volviendo a mirar hacia el techo – ¿A donde habrías ido si no te hubiera ofrecido seguirme?
- No lo sé ¿No tienes a nadie que te busque? Me refiero a familiares o amigos.
- No ¿los tienes tú?
- No ¿y tus padres?
- Murieron, ¿y los tuyos? - preguntó Changmin pasándole el turno de pregunta por tercera vez.
- También – mintió Jaejoong a la vez que se enderezaba.
Se frotó la cara con las manos dejando escapar un bostezo poco disimulado. Changmin carraspeó antes de volver a hablar. Quería seguir tirando de aquella conversación.
- ¿Qué les ocurrió?
- Era mi turno – dijo Jaejoong sin mirarlo – La misma pregunta ¿qué les ocurrió?
- Mi padre murió en un accidente de tráfico y mi madre se suicidó ¿que les pasó a los tuyos?
- No lo sé – resumió haciendo un amago de mirarle.
- Me has dicho que murieron ¿no?
- Algo así, sí.
- ¿Algo así? -insistió Changmin.
- Sí.
Jaejoong se puso en pie y se dirigió al baño.
- Me daré una ducha rápida. No se ni a que huelo, pero apesto.
Dicho esto cerró la puerta dejando a Changmin enterrado entre demasiados pensamientos. Se tapó la cara con ambas manos aun sin enderezarse en la cama. No sabía a que había venido su propio intento de continuar con aquel interrogatorio. Lo que tenía que hacer era dar información de sí mismo para darle confianza pero la necesidad de oír sus respuestas le había valido más. Era extraño además de innecesario hacerle preguntas cuya respuesta conocía él mismo y no Jaejoong, aun tratándose se su propia vida ¿Esperaba oír algo nuevo? Aunque su perspectiva del mundo hubiese cambiado se trataba del Jaejoong de siempre con la misma ignorancia acerca de su propia vida.
Pero ya estaba fuera del centro que le exigía recordar lo que había hecho en el pasado para obtener la libertad. El hecho de que sintiera por sus padres el rencor necesario como para no tener intención de ir a buscarles y, de alguna manera, darlos por muertos era lo ideal para entonces. Si él no sospechaba que su padre ya no seguía con vida al haber sido asesinado por su propio hijo no había nada que le pudiera hacer temer ser buscado por las autoridades de la forma en que, muy probablemente, estaría siendo buscado.
Aquel era el momento para conocerle de nuevo y dejar de intentar recordar una vida pasada que no parecía tener nada que ver con él. Vivir en la ignorancia era lo que había estado acabando con Jaejoong. Ahora sería lo que le ayudaría a empezar de nuevo.
domingo, 11 de noviembre de 2012
jueves, 25 de octubre de 2012
- Capítulo 15 -
Changmin
se reclinó en su silla trasteando despistado la cuchara que se
hundía en la sopa tras deslizarse por el borde del plato.
Nunca
se había sentado en aquella mesa del comedor, y ni siquiera andaba
cerca de la usual, pero eso era lo que había pretendido. Cuando
Jaejoong asomara por el comedor se dirigiría sin dudarlo al rincón
de siempre, junto a la ventana, y no le atraía la idea de hacer
evidente su presencia ocupándola.
A
veces levantaba un instante la mirada para ver si ya se encontraba
allí y acto seguido la bajaba intentando convencerse de que aquello
lo podría sobrellevar.
Deseaba
tanto rebobinar y decidir no agacharse aquel día junto a él tras el
crujir de los platos en el suelo del comedor...
Un
solo instante lo había desmontado todo, cada paso que habían dado
juntos, cada esfuerzo por mantenerse unidos sin que nadie pudiera
separarlos, cada plan para lograr salir de allí, o para quedarse si
eso significaba la única posibilidad de estar juntos,... todo se
había hundido, en un solo instante.
Se
intentó dar unos segundos de calma cerrando los ojos, pero su
pensamiento le hizo evidente que aquello no era posible y, tras
pasarse la mano por el rostro con un resoplo de cansancio, se
enderezó en la silla desviando la mirada al fondo del comedor.
Y
allí estaba quien ya no le recordaba cogiendo a desgana los
cubiertos del mostrador y situándolos sin ningún orden sobre una
bandeja frente a él.
Antes
solo habría tenido que levantarse y, abrazándole con la justa
discreción, saludarle con cariño sin poder evitar sonreír. Pero
ahora le miraba desde lejos y era lo más a lo que podía aspirar.
Había
conseguido que le odiase, que le detestase del modo en el que solo se
detestaba a los psicólogos que tanto habían estado entreteniéndose
con él, y ahora no sabía como arreglarlo.
Le
observó en cada movimiento, en cada paso hacia la mesa junto a la
ventana que efectivamente eligió, y siguió mirándole aún sin
comprender como podían haber cambiado tanto las cosas.
Intentó
hacer el amago de dejar de mirarle pero eso era pedirse demasiado, y
para entonces estaba dando evidencia de ello aún con la vista
perdida en las manos de aquel chico que acababa de subir su mirada
encontrándose con su descarada atención.
Le
miró a los ojos en un acto reflejo y como si quemara bajó la mirada
sintiéndose un completo estúpido. Chasqueó la lengua en un gesto
de fracaso y pretendió volcar su atención en el plato de sopa ya
fría que aun permanecía intacto frente a sus ojos.
Jaejoong
mantuvo su mirada en él con un deje de molestia antes de ablandar el
gesto, agachando la cabeza con la vista perdida.
No
había ido sobrado de paciencia en su otro encuentro con aquel chico,
y creyendo que le mentía, se había levantado de su silla cambiando
de mesa sin disimular que estaba harto de ser el ignorante de sí
mismo por excelencia. Pero el interés que le suscitaba iba creciendo
a cada minuto que pasaba, y no sabía si debía detestarle sin
necesitar más motivos, o darle un voto de confianza haciendo el
intento de aparcar su orgullo.
Pero
tenía tanto en que pensar, y esto se añadía a la larga lista de
cosas que le quedaban por ordenar dentro de su cabeza.
Cogió
el bollo de pan de su bandeja y empezó a comer sin levantar la
mirada tras cada bocado. Aquel día era día de visitas y ya le
habían dado diez minutos para comer y presentarse en la sala
correspondiente. Sabía quién era el visitante y no dudó alargar
todo lo que pudo el tiempo que le habían dado. Tenía tantas ganas
de librarse de los horarios de terapias y visitas que pensó que si
aquella ventana contra la que ahora apoyaba la sien no hubiera
cristales habría saltado por encima del alfeizar para ir a perderse
el resto del día sin intención de preocuparse en dar explicaciones
al volver. Pero aquella no era una de sus posibilidades para entonces
y, enderezando la cabeza como si en ello tuviera que dejar todas sus
fuerzas, se dispuso a levantarse.
-
Vamos allá… – murmuró poniéndose en pie.
-
Espera…
Una
voz a apenas unos pasos de él le hizo levantar la mirada. Ahí
estaba Changmin mirándole y no mirándole, ofreciéndole un cuaderno
con el brazo extendido hacia él.
-
¿Qué…? – Jaejoong tomó aire dispuesto a hablar cortantemente,
pero al escuchar su propia voz decidió hablar con calma, aún con
menos intención que él de mirarle a la cara - ¿Qué quieres?
-
Éste... – Changmin zarandeó un poco el cuaderno de dibujo -…
éste cuaderno es tuyo. Creo que… tienes el mío.
-
¿Por qué iba a ser…?
-
Nos sentamos en el mismo sitio – dijo Changmin casi mezclando las
palabras echando un vistazo a la mesa en la que acababa de comer
Jaejoong – casi siempre… Si no me equivoco el otro día, es
posible que…
-
Lo tengo en mi habitación. Si te acercas ésta tarde te lo
devolveré. Mi habitación es..
-
La 307 – terminó de decir Changmin bastándole un instante de
duda.
Jaejoong
le fulminó con la mirada tensando el gesto unos segundos antes de
resoplar apartando la mirada de él, al ver que Changmin estaba
decidido a no levantar la vista del cuaderno.
-
¿Lo coges o no? – insistió una vez más alzando un poco el
cuaderno, haciendo que Jaejoong lo cogiera en un gesto rápido –
Gracias.
-
De nada – respondió rápidamente Jaejoong sin pensar en que se
agradecía – Nos vemos.
Changmin
levantó la mirada de un tirón al escuchar sus últimas palabras y
agradeció que Jaejoong ya le hubiera dado la espalda para salir del
comedor.
Hablar
con él era intercambiar palabras con la tensión suficiente como
para olvidar lo que se habían dicho segundos después.
-
-
-
Jaejoong
observó, casi retrepado en la silla, los pasos de Yunho hasta que se
sentó frente a él con aspecto de no recordar por que iba.
-
¿Y bien? - preguntó Jaejoong suponiendo que a continuación tocaría
una conversación ensayada acerca de como le iba.
-
Pues ... ¿qué tal estas? No te veía desde que ...
Yunho
se detuvo pensativo. No le veía desde que ¿”volvió”?
Se
había pasado semanas viéndole a diario en un estado totalmente
catatónico, ignorante de su presencia, y ahora había esperado días
para volver a verle.
A
pesar de todo sabía que eso era lo que terminaría por hacer
nuevamente. No estar cuando realmente valía la pena.
-
Desde que me dio por volver al mundo – concluyó Jaejoong
enderezándose para apoyar los antebrazos sobre la mesa que les
separaba – Me va como siempre, estoy como siempre, y cuando me
preguntes la próxima vez que vengas será más de lo mismo. Aunque
todo sea que para entonces la haya palmado porque solo vienes cuando
te pierdes...
-
Oye, no he podido venir antes, no he tenido tiem-...
-
Ya, no has tenido tiempo. No jodas Yunho ... ¿qué hacías aquí el
otro día?
-
¿Cómo que el otro día?
Jaejoong
rió para si con ironía volviendo a dejarse caer contra el respaldo
de la silla. Tenía claro que cuando se lo mencionase, Yunho iba a
negarlo, pero llegaba a molestarle que a aquellas alturas no se le
diera aún bien mentir.
-
¿Sabes Yunho? No dejo de preguntarme para que vienes, que ganas con
hacerlo, porque esta claro que yo no saco nada de provecho.
-
Vengo porque me importas, si no eres tú, dime, que se me ha perdido
aquí – comentó Yunho volviendo mas tirante su voz.
-
¿De que conoces a Shim Changmin?
Yunho
casi se lamento al oír aquel nombre de boca de Jaejoong ¿Eso era?
¿Le había visto hablar con él? ¿Y cual iba a ser la excusa? Eso
había sido un fallo...
-
¿De que le conoces? - volvió a insistir Jaejoong ante el silencio
de Yunho elevando el volumen de su voz – No te des tanto tiempo
para inventarte algo y dime la verdad.
-
Le conozco por ti – murmuro Yunho sacando en claro que otra excusa
no cabría en sus explicaciones – No hay otra forma.
-
Sigue ...
-
¿Que siga? - Yunho tomo aire mirándolo con extrañeza.
-
¡Si, que sigas! - repitió Jaejoong haciendo retumbar la mesa bajo
su puño cerrado - ¡Estoy harto de dar mil vueltas para enterarme de
la más mínima mierda, y vosotros que lo sabéis todo solo habláis
para mentir! ¿Cuál piensas que es mi límite Yunho?
Yunho
contuvo la respiración mientras le escuchaba. Le comprendía,
entendía que quisiera saber y que no hubiera nadie dispuesto a
contestar a sus preguntas, pero cada vez tenía menos certeza de cual
era la forma correcta de responder.
¿Debía
decirle lo que sabía? ¿Tenía que callar? Y si decidía hablar...
¿le iba a creer?
Si
debía de razonar antes de hablar, el tiempo necesario para ello se
lo quitaba la mirada de Jaejoong sobre él, exigiendo una respuesta,
y no valiéndole cualquiera.
-
Jaejoong ... ¿de verdad que no sabes quien es Changmin?
Jaejoong
le respondió con un silencio. No, no sabía quien era, y sentir que
debía saberlo le hacia caer en la cuenta de que motivos eran
necesarios para estar interno en aquel lugar.
Reparar
en cuanto olvidaba le hacia sentir que su vida se borraba, y lo
sintió mas fuerte que nunca cuando Yunho volvió a hablar.
-
No sabes ni quien soy yo ...
Yunho
sintió que se quedaba vacío. Con pocas palabras derramó lo que más
le pesaba, lo que más le costaba sobrellevar, y ese peso no cayó en
la nada.
Jaejoong
quedo en silencio, intentando sostener lo que acababa de escuchar,
intentando convencerse de que eso ya lo sabía, y de que había sido
capaz de vivir con ello, pero hacer de todos unos desconocidos y, aun
así, seguir confiando en compartir aun recuerdos con ellos, se
evidenciaba cada vez más como mentira.
-
Como si tu siguieras conociéndome... – susurró Jaejoong con la
mirada clavada en la mesa – Tú eres el que viene a verme un día
perdido de tantos en este agujero, el que asegura que le importo pero
que me tiene demasiado rencor como para querer verme fuera de aquí
...
Jaejoong
volvió a apoyar sus brazos en la mesa, levantando de nuevo la vista
para Yunho que aun le miraba sin la aparente intención de tener algo
más que decir.
-
¿Recuerdas la primera vez que te dije que no volvieras? - pregunto
considerando el oscilar de su mirada como un “si” - Para entonces
no sabía con quien hablaba, y, ya que no se con quien hablo ahora,
puedes irte y fingir que te has equivocado de sala.
Yunho
perdió la mirada en el espacio entre Jaejoong y él antes de
bajarla. No sabía que decir para salir de la sala con la oportunidad
de volver a verle. Notaba los ojos de Jaejoong sobre él echándole
de allí. Se arrepentía de haber hablado sin pensar, pero sabía que
ya solo le quedaba pagar el precio de su impulsividad. Había ido a
visitarle y además de no haberle sido de ayuda le había echado en
cara su olvido.
Había
perdido, y comprendiendo esto se levantó de su silla saliendo de la
sala sin dirigirse a él de nuevo.
-
-
-
Llevaba
más de una hora tumbado en su cama, jugando con la sombra que hacia
la llave en la pared. La alejaba y la acercaba viendo como se hacia
más grande o más pequeña sobre la pintura blanca.
-
Antes lo único que necesitábamos era esto…
Se
puso entonces boca arriba alzando la llave en su mano, haciéndola
girar sobre si misma entre las yemas de sus dedos pulgar e índice.
Algo
tan simple que había sido tan difícil de conseguir ahora parecía
le parecía un trasto inútil. Servía para abrir las puertas que
para él estaban abiertas cuando quisiera.
Entonces
se enderezó bruscamente.
-
¡Serás imbécil! – se dijo poniéndose en pie, mientras se metía
torpemente la llave en el bolsillo del pantalón.
Algo
había que no era posible que hubiese cambiado. Jaejoong quería
salir, eso estaba claro, y él tenía la forma. Puede que no pudiera
ofrecerle nada como el amor de su vida pero si como su aliado.
Jaejoong se conocía el lugar como nadie, inclusive los horarios de
los guardias y la situación de las cámaras de cualquier zona por la
que necesitasen pasar. Su interés por él podía estar respaldado
por todo esto y solo necesitaba hacer un trato con él en el que
ambos parecieran dependientes del otro.
Sin
dejar de darle vueltas a su último razonamiento salió de la
habitación ensayando mentalmente como debía empezar una
conversación, estando casi convencido a la vez de que cualquier
frase planeada la dejaría sin usar ya que no sería el quien
dirigiera la conversación. Estaba seguro de que se dejaría llevar
por lo que Jaejoong dijera y de que tendría que evitar que diera fin
a la conversación tras cruzar dos comentarios.
Ya
había llegado al pasillo en el que se encontraba su habitación y no
se había dado cuenta de que cada vez caminaba más lentamente. Tenía
miedo, no podía negárselo a si mismo pero por una vez en mucho
tiempo tenía un plan que no tenía por que salir mal.
Una
vez frente a la puerta se quedo parado. Unos minutos, solo necesitaba
unos minutos para repasar lo que debía y no debía decir.
-
¿No pensabas llamar a la puerta? – dijo una voz tras él –
Confías mucho en mi intuición ¿eh?
Changmin
se volvió hacia Jaejoong. Aquella vez vio algo en sus ojos que le
facilitó no apartar la mirada. Por un instante se sintió cómodo,
como solía ser tiempo atrás. Ése tono en la voz de alguien que no
sabía si quería bromear o simplemente ser irónico, pero que daba
cabida a la primera posibilidad al dejar asomar algo parecido a una
sonrisa.
Changmin
sonrió levemente encogiéndose de hombros y se apartó un paso de la
puerta cuando Jaejoong se acerco para abrirla.
En
los pocos segundos que tardo en ponerse frente a él, girar el pomo y
entrar dejando la puerta abierta para darle paso pudo recordar lo
difícil que era mantener las distancias con él. Su imagen, su
aroma, su forma de moverse, todo era propio de él y como suyo lo
deseaba para si.
<<
No hay nadie como tú…>> dijo Changmin para sus adentros
entrando y quedándose junto a la puerta abierta que Jaejoong cerró
al instante para evitar que los vieran. Changmin pudo ver ahí que
ese secretismo en todo lo que hacía aun seguía en él como un
instinto.
Jaejoong
avanzó hacia el fondo de la habitación y agachándose frente a la
cama cogió el bloc que había guardado entre el colchón y el
somier. Tras hacerlo se levantó girándose hacia Changmin y se
acercó sin levantar la mirada, como si tuviera prisa.
-
Oye…- empezó a decir Changmin mientras cogía el bloc con pausa,
ganando segundos con cada gesto para permitirse reaccionar –
¿Llevas tiempo aquí verdad? Bueno, es algo que se.
Jaejoong
levantó la mirada hacia él y asintió alzando las cejas, no
esperando escuchar nada más que un comentario irrelevante.
-
Necesito tu ayuda – resumió Changmin.
-
¿Para?
-
Para salir de aquí.
Jaejoong
sonrió dejando escapar un pequeño resoplo en una risa contenida.
-
¿No sabes donde estás o qué? ¿Ayudarte? ¿Tiro el muro?
-
Te conoces este edificio – continuó Changmin a pesar de los
comentarios de Jaejoong – Horarios de vigilancia, cámaras y…
-
¿A que vie-..?
-
Escúchame ¿de acuerdo? Si tú me guías, te aseguro que podré
salir de aquí aunque parezca un disparate, y te diré más, tú
también saldrás.
-
Escúchame tú “Shim Changmin”.
Jaejoong
tensó la voz acercándose a Changmin, frunciendo el ceño por encima
de unos ojos muy cansados.
-
Esto está lleno de puertas, cerradas. No importa cuanto esquives las
cámaras y guardias, estas puertas no se abren con horquillas.
Así que si lo q-…
Changmin
sonrió sin poder evitarlo cuando Jaejoong enmudeció llevando sus
ojos a la llave que ahora se balanceaba frente a sus ojos.
-
¿Eso…? – comenzó Jaejoong oscilando muy rápidamente con su
mirada desde la llave a los ojos de Changmin - ¿Eso es..? No…
-
La llave maestra que abrirá las puertas hasta las que quiero que me
guíes sin ser detenido por ninguno de esos guardias.
Jaejoong
se pasó la mano por la cara aun con la incredulidad pesándole
demasiado.
-
¿De dónde la has sacado? – preguntó aun sin apartar la vista de
la llave.
Changmin
dejó escapar una sonrisa mientras se la guardaba en el bolsillo del
pantalón.
-
No me creerías.
Si
le hubiera dicho entonces que esa llave la había conseguido él
mismo, que la había robado de un bolsillo que no era suyo con una
discreción que ni el mejor de los ladrones, probablemente se lo
habría tomado como una broma ofensiva o, tal vez, se la habría
quitado de las manos reclamando lo suyo. No quería saberlo.
-
De acuerdo – prosiguió Jaejoong con el ceño algo fruncido - ¿Cómo
se que esto no es una trampa?
-
¿Una trampa? ¿Para qué?
-
Para…no sé. Para ver si me escaparía.
-
¿No es natural que sea así? ¿Quién se quedaría aquí teniendo la
llave de la puerta en la mano? El que prefiera quedarse aquí en vez
de largarse es porque realmente necesita un loquero. Fíate de mí –
le pidió Changmin antes de dejarle añadir nada más
-
Vale pero fíate tú también de mí.
-
Claro que me fío de…
Changmin
llevó su mirada a la mano que Jaejoong mantenía entre ambos, con
posición de esperar recibir algo.
-
La llave – le pidió con simpleza – Te fías de mí. Dame día,
hora, lugar para encontrarnos pero déjame la llave hasta entonces.
-
Pero…
-
No te fías.
Jaejoong
bajó la mano y torció una sonrisa.
-
Piensas que me voy a largar sin ti. Cierto, podría, con la llave
podría, no necesitaría tu ayuda pero se trata de confiar en el otro
¿No? – se explicó Jaejoong mientras parecía echarle algo en cara
– Solo tienes que fiarte de que yo no me largue solo, yo tengo que
fiarme de ti aun cuando no te conozco. No sé a qué viene que me
pidas la ayuda a mí, no soy el único que se conoce el edificio ni
tampoco el único que quiere salir de aquí. Le vas a un mendigo con
una bolsa de dinero y le quieres hacer creer que no vas con segundas
¿No pides tú más confianza?
Changmin
bajó la mirada pensativo. Jaejoong tenía razón pero también era
verdad que no le recordaba y que el fallarle no le iba a provocar
remordimiento alguno. Por otro lado aunque escapara sin él podría
seguirlo con permiso solicitado, pero era demasiado arriesgado no dar
con él, ni siquiera se había planteado a donde podría ir y estaba
seguro de que él tampoco.
-
¿Sí o no?- insistió Jaejoong.
-
Esta bien –dijo Changmin asintiendo levemente con la cabeza
mientras sacaba la llave de su bolsillo no tardando en ver la mano de
Jaejoong de nuevo entre ellos - Esta noche, a las doce y media, en
tu habitación.
-
Anotado – resumió tomando la llave y echándosela al bolsillo.
-
Si me fallas te buscaré hasta encontrarte y me vengaré.
Jaejoong
le miró seriamente y al poco sonrió, limpiamente, contagiando a
Changmin al instante por acto reflejo.
-
Lo tendré en cuenta.
Changmin
asintió una vez.
-
Nos vemos entonces.
Jaejoong
asintió con menos firmeza que él sin decir nada más y no se movió
hasta que Changmin salió de la habitación. Entonces alzó la llave
poniéndosela a la altura de los ojos y torció una inevitable
sonrisa. No se creía del todo su suerte pero si lo pensaba de forma
objetiva no tenía nada que perder. Incluso si la llave era falsa o
todo era una trampa no veía que retroceso podía haber en los
avances no conseguidos durante los últimos años de confinamiento en
que había consistido su vida.
Guardo
la llave bajo el colchón sin preocuparse demasiado en la calidad del
escondite y se dirigió al baño. Al entrar se paró frente al espejo
y se fijó en su propia sonrisa, aun pintada en su cara, entre
confiada e incrédula.
-
¿Y a donde piensas ir?
Se
preguntó casi sin esperarse su propia voz y perdió la sonrisa al no
tener la menor idea sobre la respuesta. Agachó la cabeza y se
imaginó saliendo de allí, pisando la acera de la calle, mirando
hacia los lados y echando a suerte hacia donde caminar. Se sentía
estúpido.
Entonces
pensó en sus padres. Ellos le habían metido allí años atrás o
eso creía. Debían estar en casa, en el hogar donde se crió. Si iba
a verlos tendría entonces la oportunidad de preguntarles por qué y
saber la gran razón que les impedía ir a verle.
Sentía
rencor, mucho rencor, eso no podía negarlo pero tampoco podía negar
que le habían dejado un vacío y una sensación de abandono que no
le habían ayudado a lo largo de su estancia en aquel centro.
-
No.
Se
volvió a mirar al espejo y negó con la cabeza lentamente.
-
No seas imbécil.
No
podía ir a verlos ¿Qué pretendía?¿No durar más de un día fuera
de allí? Estaba más que claro que si iba a verlos ellos le harían
volver. Ellos le habían encerrado allí ¿qué les iba a llevar a no
hacerlo de nuevo? “Hola papá, mamá, me he escapado ¿cómo
estáis? Yo bien, intentando entender que esta pasando desde hace 4
años”.
Resopló
y sonrió a su reflejo con amargura.
-
¿Robar? Porque no piensas vivir del aire ¿verdad?
Realmente
no era buena idea. De las dos que había tenido era la que más
posibilidades le daba de permanecer fuera pero aun así sabía que no
iba a llegar muy lejos.
Se
sentó en el suelo y hundió los dedos en su pelo.
Tenía
una horas para tener una brillante idea.
-
-
-
Changmin
pasó la goma por el último trazo dibujado sobre el papel. Volvía a
dibujar una sonrisa. No era como la última. No reflejaba la
felicidad sencilla de un niño sino más bien un aire de triunfo, de
éxito no esperado. No sabía si realmente le agradaba. Era la
sonrisa de Jaejoong pero los motivos que le hacían sonreír no le
incluían a él. Era una sonrisa egoísta y pensar en ella le hacia
estar cada vez menos seguro de que aquella noche le volvería a ver.
Pensó
en salir antes de la hora esperada, estar junto a su puerta a
medianoche cuando la última guardia hubiera echado su
correspondiente ojeada al pasillo. Prefería pecar de desconfiado a
ser demasiado crédulo y quedarse esperando a quien se había ido sin
él.
Cerró
el bloc de dibujo y fue a echarse en la cama. Necesitaba dejar de
pensar, no quería planear nada que pudiera quedar echado por tierra.
Lo que pudiera pasar aquella noche era totalmente imprevisible.
-
-
-
Jaejoong
mordió el trozo de pan y lo bailó en la mano mientras masticaba.
Tenía un nudo en el garganta y la comida parecía entrar a empujones
bajando demasiado despacio hasta su
estómago produciéndole un dolor molesto. Pero quería comer, tener
energía para lo que la situación le exigiera aquella noche y no
tener que caer en la cuenta de que el hambre para los pies.
Vio
a Changmin entrar y agachó la cabeza a la vez que mordía de nuevo
el pan fingiendo no haberle visto. Intuyó como se sentaba a un par
de mesas de él, no tan lejos como de costumbre y tomó la cuchara
moviendo el contenido del plato para centrar la mirada en algo que no
fuese él. Le estaba costando mucho no mirarle. Ahora el acortar
distancias con él o intercambiar miradas le parecían gestos
descarados de complicidad que podían echarlo todo a perder. Estaba
exagerando y lo sabía, pero los nervios no le ayudaban.
Changmin
se llevó la cuchara a la boca y masticó con pausa. Él estaba
teniendo menos problemas que Jaejoong para no mirarle y no porque no
estuviera nervioso sino porque ya había tenido bastantes días para
acostumbrarse a no dejar los ojos en él.
Le
hubiera gustado entrar en su cabeza y saber en qué pensaba, si
estaba dispuesto a esperarle o no. Jaejoong por su parte tenía mucho
más en que pensar. El que Changmin saliera o no estaba en segundo
plano. Su propia historia ya tenía demasiados cabos por atar y lo
único que podía preocuparle con respecto a Changmin era que de
verdad tuviera una razón para elegirlo a él para salir de allí,
una razón que no le favoreciera.
Las
horas pasaron lentas tras la cena. Cada uno en su habitación siguió
ocupando su cabeza en sus dudas, planteando la situación de
diferentes formas según lo que pudiera pasar.
A
poco más de las doce Changmin se enderezó en su cama tras mirar el
reloj. Eran las doce, la guardia de medianoche ya habría echo su
último paseo de las últimas horas. Buscó entonces sus zapatillas y
ató los cordones con tirones bruscos, recolocándose los vaqueros al
ponerse en pie.
No
sabía que explicación iba a dar si salía de allí sin motivo. Su
cabeza pensaba a mil por hora y sin embargo lo había dejado todo en
el aire.
Tomó
su cartera y esenciales y se los echó al bolsillo. Se había
decidido a salir en breves de la habitación.
Jaejoong
permaneció tumbado en la cama cuando la puerta de la habitación fue
cerrada por el guarda. Estaba ensimismado, tan metido en sus
pensamientos que no se pidió prisa alguna.
¿Tenía
que preparar algo? Hacía años que no veía su ropa de calle y el ir
de pies a cabeza vestido de blanco inmaculado no le iba a ayudar pero
esa era una de tantas cosas que no sabía como solucionar.
Se
levantó, se digirió al baño y abriendo escasamente el grifo del
agua fría se lavo la cara cuidando el ruido que hacia. Lo más
cómodo que había encontrado para sus pies eran unas zapatillas
blancas sin cordones que le hacían caminar arrastrando los pies y
para entonces se dio cuenta de que no tenía nada para el frío que
pudiera llevar sobre el pijama que parecía de papel.
Pero
todo eso daba igual porque en pocas horas la oportunidad de salir de
allí se había convertido en una escapada de corta duración. Si no
conseguía seguir adelante no estaba dispuesto a volver, haría lo
que sea antes de volver a vivir una vida como aquella aunque fuera
acabar con todo, y no se veía triunfando, no sabía por donde
empezar así que, de algún modo, se veía despidiéndose de todo,
dejando su cuerpo caer al vacío desde alguna ventana que...
Abrió
bruscamente los ojos, mirando a la nada pero viendo algo. Se tapó
los oídos con las manos temblorosas e intentó buscarle el
significado a esa sensación de vértigo que acababa de sentir en su
pecho. Eso lo había visto antes, alguien que con un pie en el
alfeizar de la ventana se inclinaba hacia afuera, alguien que clavaba
los dedos en el marco de la ventana y lloraba...
-
¿Jaejoong?
Susurró
una voz a su espalda y pestañeo saliendo bruscamente de aquel
recuerdo.
-
¿Dónde es-...? Ah, estás aquí – dijo Changmin manteniendo la
voz en un susurro y se detuvo en la puerta del baño, mirándole
extrañado - ¿Ocurre algo?
Jaejoong
le miró momentáneamente y negó con la cabeza pestañeando varias
veces.
-
Es... pronto... - dijo mirándolo algo más centrado – Sabía que
no te fiarías de mi...
-
Pensé que no estaría de más cruzar algunas palabras antes de
lanzarnos – mintió Changmin – Alguna idea, consejo, no sé.
-
Se silencioso y ante todo haz lo que yo te diga...
-
Eso pienso hacer.
-
Empezando por venir a las doce y media si a esa hora planeábamos
vernos.
-
Lo siento...
Jaejoong
tomó aire y lo soltó largamente.
-
Si ahora entra alguien lo primero que ve es a ti hablando conmigo.
Changmin
echó un vistazo a la puerta y seguidamente pasó al baño pegando la
espalda a la pared del fondo.
-
¿Aún no ha pasado el guarda?
-
Sí, ha pasado, pero basta que hoy sea imprescindible que no pase por
segunda vez para que lo haga.
-
Eres bastante negativo, no te recordaba así.
Jaejoong
le fulminó con la mirada y Changmin la bajó casi al mismo tiempo.
-
Yo no me recuerdo optimista en ningún momento de mi vida – dijo
Jaejoong con tono cortante sin abandonar los susurros – No sé como
de cómoda ha sido tu vida pero la mía no me ha hecho ver nada como
algo fácil.
Dicho
ésto se dirigió a la habitación y cogió la llave maestra.
Changmin le siguió sin pasar mas allá de la puerta del baño.
-
Mi vida tampoco ha sido fácil, pero creo que no tan difícil como la
tuya – dijo a modo de disculpa.
-
¿Vamos? - le preguntó Jaejoong sin hacer caso de lo que acababa de
oír.
-
Vamos.
martes, 23 de octubre de 2012
- ¡Saludos desde el planeta Mey! -
Al fin he subido medio decentemente los capítulos que, l@s que me seguíais, ya habeis leido.
Antes del finde estará subido el capítulo nuevo y espero no defraudaros.
Si os digo la verdad, estoy bastante nerviosa >_<
Quizás después de meses y meses no os vale cualquier continuación, pero si hay algo que no ha cambiado es el punto al que quiero llegar en esta historia y las cosas a suceder.
¡Espero que os guste! Y no solo el capítulo 15, sino todos los que quedan por venir pues esta historia da para largo.
También espero, por supuesto, teneros hasta el final y poder contar con vuestras opiniones, ya sean buenas o malas. La crítica constructiva siempre es bien recibida y me anima a seguir escribiendo evitando mis errores.
Gracias por estar ahí ¡y que continue la historia!
- Iamey -
Antes del finde estará subido el capítulo nuevo y espero no defraudaros.
Si os digo la verdad, estoy bastante nerviosa >_<
Quizás después de meses y meses no os vale cualquier continuación, pero si hay algo que no ha cambiado es el punto al que quiero llegar en esta historia y las cosas a suceder.
¡Espero que os guste! Y no solo el capítulo 15, sino todos los que quedan por venir pues esta historia da para largo.
También espero, por supuesto, teneros hasta el final y poder contar con vuestras opiniones, ya sean buenas o malas. La crítica constructiva siempre es bien recibida y me anima a seguir escribiendo evitando mis errores.
Gracias por estar ahí ¡y que continue la historia!
- Iamey -
- Capítulo 14 -
Pasó la yema de
sus dedos por el dibujo que meses atrás había plasmado en una de
las tantas hojas en blanco de su bloc, delineando cada rasgo de su
rostro.
No había sabido
dibujar su sonrisa y hubiera deseado ser capaz para ahora estar
observando lo que más preciado consideraba en el mundo. Habían
compartido tanto y habían tenido una historia tan digna de vivir en
común que parecía que un final feliz solo era adornar demasiado.
Pero es que no
podía convertirse todo en recuerdos por los que llorar, no podía
haber luchado tanto para nada.
Miró sus dedos
que hasta entonces acariciaban el papel ahora manchados de
carboncillo y, tras detener su respiración unos segundos, cruzó con
su mano de un golpe el dibujo ahogando un grito en una bocanada de
aire.
El papel se
quebró quedando rajado y manchado con unos surcos oscuros.
¿Cómo podía
ser que Jaejoong no notase que le faltaba?
Siempre le había
buscado, había acaparado todo el tiempo posible escapando ya entrada
la noche solo para ir a verle, arriesgando la poca confianza y
libertad que poseía entre aquellas paredes.
Ahora en cambio,
no recordaba necesitarle, ni recordaba haberle querido.
Había retado a
Yunho asegurándole que a él no le olvidaría, le había encarado
creyendo totalmente en lo que acababa de decir y, sin embargo, todo
había terminado de forma radical.
Pero aún toda su
atención y cada uno de sus pensamientos se volcaban en Jaejoong.
Sentía que caminaba sin proponérselo, que acababa sentado en la
sala de terapia tras uno de sus largos pestañeos, y que quien le
hablaba no esperaba respuesta.
- Changmin – le
nombró por segunda vez la doctora Han Bo Eun elevando un poco más
la voz al ver que mantenía su mirada desviada - ¿Cómo te
encuentras?
<< Como
me... encuentro...>> recitó en su cabeza ¿Que cómo se
encontraba? Aunque se lo intentase explicar no podría hacerse ni la
más mínima idea de por lo que estaba pasando.
-
Changmin, dime como te sientes – le
pidió la psicóloga para abordar la misma pregunta de otra forma.
Le sonaban tan
inútiles sus intentos de hacerle exteriorizar lo que sentía, esa
insoportable confianza suya en creer que la solución a todo era
hablar como si las palabras fueran a impedir que se siguiera
desangrando por dentro.
– Es importante
que no dejes todo en tu interior, debes intentar ...
<< Es
importante... importante... ¿importante? ... ¿Qué sabrá usted de
lo que es realmente importante para mí? Se sienta, me mira, me
pregunta e ignorando mis respuestas sigue interrogándome... el
trabajo de todo psicólogo... inútil trabajo de todo psicólogo...
>>
-
Si sientes que es demasiado duro lo que estas pasando...
<< Que le
importará a usted por lo que yo esté pasando... odio que finja
comprenderme, que crea entenderlo todo... No tiene soluciones reales,
eso es todo, y solo queda encubrirlo todo con el nombre de
“terapia”...>>
-
Changmin, solo si comienzas a exteriorizar lo que sientes podrás
comprenderlo mejor, aunque si piensas que necesitas algo mas de
tiempo solo has de...
<< Habla
demasiado... demasiado ... >>
-
... y de esta forma podrás verlo todo desde otro punto de vista ...
<< Cállese
...>>
-
... solo necesitas ...
<<
Cállese... vamos... cállese ya joder ...>>
-
... tienes que intent-....
-
¡¡CÁLLESE!!
La habitación
quedó en un silencio sepulcral y entonces Changmin se dio cuenta de
que había cerrado los ojos al gritar. Habría jurado que la había
encarado pero incluso entonces, sin proponérselo, había rehuido el
mirarla.
-
Lo siento – se disculpó la psicóloga con tranquilidad.
-
No empiece a disculparse solo aprenda a no hablar tanto...
-
¿Piensas que hablo demasiado? ¿Por qué? - preguntó la mujer
intentando tirar de la situación para hacerle hablar.
-
Porque no sabe nada de mí y cree entender todo lo que me pasa... o
se cree adivina o piensa que soy lo mas simple...
-
No creo que seas simple, y es por ello que quiero y me cuesta
comprenderte. Lo intento y por eso te pregunto e indago sobre ti. Si
pensara que eres simple no te preguntaría nada y sacaría las
soluciones de un libro.
-
¿Eso busca? ¿Soluciones? ¿Y quién es el problema? ¿Soy yo? ¿Es
Jaejoong? ¿Es usted? ¿O es otra persona? - le atacó
Changmin mirándola por primera vez.
-
Nadie es el problema Changmin...
-
¡Claro que sí!
-
¿Quién?
Estaba hablando,
estaba desahogándose y sabía que era el objetivo de la psicóloga
que comenzaba a hacerse patente, pero una vez dichas las primeras
palabras solo quería vaciar la caja.
-
¿Ve? No se da cuenta de nada... y sigue buscando soluciones en esta
habitación.
-
Dime de que no me doy cuenta Changmin ¿Quién es el problema?
-
¡Es ese tío! ¡¡ Ese Shin Seung o como coño se quiera llamar!!
-
¿Piensas que ha fracasado como psicólogo en su trabajo y que por
ello Kim Jaejoong se encuentra en este estado?
-
Como psicólogo y como persona... - le aseguró Changmin remarcando
la última palabra.
-
Todo es muy complejo Changmin, y es mejor no poner en duda los
esfuerzos de un profesional sin tener en cuenta la dificultad del
problema.
-
Para usted Jaejoong es el problema...
-
No, no es lo que quería decir.
-
¡Claro que es lo que quería decir y lleva rato esquivándolo!
-Créeme,
yo no...
-
¡Pues él no es el problema! El problema es ese tío, este lugar, y
todos vosotros ...
-
Sin duda algo ha fallado, y te aseguro que no hay nadie que por
mínimo que sea no lo sienta. Comprendo que te sientas....
-
No se arriesgue a decir eso porque es una estupidez. No creo que
comprenda mi situación. Él era mi apoyo en este lugar ¿Sabe? Y no
me recuerda. No se que se supone debo hacer ahora, no se si debo
dejarlo estar, si debo empezar a reconstruirlo todo, si debo...
seguir aquí...
-
Aún arriesgándome a hablar demasiado te diré que, por el bien de
Kim Jaejoong, sería mejor no intentar rescatar esos recuerdos, al
menos por ahora. Hay otros recuerdos más importantes, anteriores a
esos que comparte contigo, que necesita recordar, los cuales son el
motivo por los que está aquí.
<< Ya lo
sé>> le aseguró Changmin desde su pensamiento.
Eso lo sabía
desde hace meses, quizás desde demasiado pronto, y ya había dejado
de verlo como tan importante. Si ese maldito recuerdo iba a
procurarle el olvido de otros tantos más ¿De que servía intentar
que recuperara el recuerdo de un día tan fatídico en su vida?
¿Querían hacerle consciente de todo para poder considerarle
capacitado para un juicio y añadir a su cada vez mas destruida vida
el cartel de “culpable de homicidio”?
Ese podía ser el
único frío y cruel objetivo que por ley podrían proponer respecto
a él.
Todo estaba tan
calculado... Parecía que jugaban con piezas y que no veían a las
personas. Lo que él tanto deseaba, el volver con Jaejoong, el
intentar que lo reconociese, para su psicóloga ahora solo suponía
la complicación de la terapia de otro interno.
-
¿Eso es todo? - preguntó Changmin con un deje en la voz.
Han Bo Eun guardó
silencio unos segundos sin decidirse que responder, quizás porque
habría esperado más debate por parte de aquel chico.
Changmin supuso
que si no se iba entonces se arrepentiría de tener que seguir
escuchando sus consejos que dejaban lo que le importaba fuera y se
puso en pie agachando la mirada hacia el suelo mientras salía de la
sala sin despedirse.
Si el motivo por
el que no debía acceder a Jaejoong era el hecho de que debía
recordar algo que solo le destruiría más la vida al hacerlo,
entonces, se movería por su propia lógica, y por la de nadie más.
Precisamente el
recordar que mató a su padre solo haría mas profundo el agujero en
el que se encontraba.
No podía dejar
que eso sucediera. Hacía tiempo que había comprendido que salir con
él de aquel lugar era su única oportunidad de vivir una vida sin
muros rodeándole, y era lo que intentaría conseguir para él,
incluso ahora que le había borrado de su cabeza.
-
-
-
-
¿Qué tal el día Jaejoong? - preguntó el psicólogo al chico
sentado frente a él.
-
Fantástico, como siempre ¿Aún no sabe que vivir aquí es un sueño
hecho realidad para mí?- soltó Jaejoong con sarcasmo mientras
dibujaba con su pie líneas en el suelo de forma distraída.
Era como una
vuelta al comienzo. Aquel chico al que le había creado un rencor sin
precedentes hacia su persona había dejado de odiarle con toda su
sangre para volver a detestarlo a niveles no tan personales ¿Le daba
una segunda oportunidad al ser que más había odiado jamás?
-
¿Me cuentas lo que has hecho? - preguntó Shin Seung no pudiendo
reprimir una pequeña sonrisa.
-
¿Hoy? Pues contando con que llevo un par de horas despierto... nada
demasiado impactante.
-
¿Y ayer?
-
Más de lo mismo, ¿Y usted?
-
No fue más de lo mismo, que yo sepa – insistió el psicólogo
intentando indagar si algún reflejo de un recuerdo quedaba en él.
-
Bueno, lo de ayer fue muy divertido – dijo Jaejoong mirándole con
una sonrisa forzada - Estaba en una sala desconocida y era como si
hubiera despertado de pie allí ¿Interesante no? A ver si la próxima
vez despierto en una isla paradisíaca...
-
Puestos a pedir... ¿No recuerdas nada anterior a esto?
-
Recuerde lo que recuerde importará una mierda, son todos los días
iguales ¿Qué quiere que recuerde? No hay grandes acontecimientos a
tomar como referencia ¿No? - ironizó cansándose demasiado pronto
de una sesión – En todo caso soy yo el que no tiene ni puta idea
de que hacía allí.
-
Tuviste un, llamémosle, periodo de ausencia, eso es todo.
-
¡Ah! O sea, nada, eso le pasa a todo el mundo ¿No?
-
Me refiero a que no fue nada importante. No sabemos el motivo pero
entraste durante unas horas en este estado y han quedado como lagunas
en tu memoria – mintió Shin Seung disfrutando de la credibilidad
que podían llegar a tener sus palabras en aquella situación.
-
Ahora tendré que recordar también lo que pasó en esas horas ¿No?
Si no lo hago no podré irme por no se que cual gilipollez.
-
No, hombre no, no dramatices, de esto podemos pasar por ahora.
Seguiremos trabajando en lo de siempre.
Jaejoong se dejo
caer el sofá en el que hasta entonces había estado sentado
resoplando ruidosamente.
-
Otra vez... y seguimos con lo mismo.
-
Es lo mismo y lo único Jaejoong.
-
Pues es de la única cosa que no me acuerdo.
-
Coge ese bloc de dibujo de la mesa y usa esta cera – le indicó
ignorando su queja.
-
¿Otra vez me pone a dibujar porque no sabe que hacer? - refunfuñó
Jaejoong enderezándose para coger la carpeta de hojas de la mesilla
situada junto al sofá.
-
Todo lo que hago, se por que lo hago y para qué – cortó Shin
Seung sintiéndose demasiado cómodo en su antiguo papel – Toma el
lápiz.
-
Si ya... ¿Y ahora qué?
-
Ya sabes como va esto no ¿No?
-
¿Es lo que hacía al principio no? Que escriba algo de hoy...
-
O lo dibujes, y que sea lo primero...
-
Que se me venga a la cabeza y, así, al final tendré una colección
de estupideces reunidas en un bloc
-
Recuerdos, no estupideces.
-
Parecido...
Jaejoong apoyó
la cera sobre la hoja en blanco pensando en que cosa, por estúpida
que fuera, podía valer la pena para manchar el papel bajo la atenta
mirada de quién había encontrado un medio de tener un registro,
aunque fuera superficial, de su día a día.
-
No se me ocurre nada – dijo Jaejoong mientras alzaba la mirada al
reloj de la habitación – Y ya es la hora así que me lo ahorro.
-
Está bien. Entonces por hoy hemos terminado. Ah, no, no, el blog
llévatelo a tu habitación – se apresuró a indicarle al ver que
soltaba las láminas blancas sobre el sillón.
-
Vale, vale... hasta mañana.
Y diciendo esto
cogió el blog a desgana y salió de la habitación despidiéndose
con un gesto de cabeza.
¿Qué podía
hacer ahora? Tenía la opción de recorrerse los pasillos durante
horas, dejarse caer en la cama de su habitación durante el mismo
tiempo, y unas tantas cosas igual de monótonas y repetitivas, plato
de todos los días.
Terminó por
salir al patio al ver las puertas de la entrada abiertas de par en
par. Cruzó el jardín a paso lento sin disimular que no tenía a
donde ir, demasiadas pocas veces había salido allí. Todo estaba
bastante desierto, la mayoría de los internos se encontrarían
seguramente recibiendo terapia en sus pequeñas jaulas y, de todas
formas, ni lleno de personas aquel lugar ofrecía compañía.
Pronto dirigió
sus pasos hacia uno de los pocos árboles que adornaban la zona y
dejó caer todo su cuerpo sobre el césped tirando el blog a su lado.
Cerró los ojos y
se dispuso a escuchar. Se oían tantas voces lejanas que decían
cosas sin sentido, prestando atención a la última estúpidez ...
ninguna exigía ayuda ¿es que él era el único caprichoso?
Parecía que
debía conformarse con lo que vivía y que solo estaba haciendo más
larga la sumisión ¿Pero como podía resignarse alguien a aceptar
ser el problema sin solución de un médico?
Suspiró
ruidosamente y abrió los ojos frunciendo el ceño. Pero pronto
ablandó el gesto.
Había dejado de
oír las voces. El enlazado de ramas sobre él, tumbado sobre la
hierba húmeda... aquella situación le resultaba extrañamente
familiar. Desenfocó la vista perdiéndola en la nada y casi como
acto reflejo miró a su lado, enderezándose repentinamente al ver
que no había nadie junto a él.
Sonrió riendo
para sus adentros sintiéndose un idiota ¿A quién esperaba ver?
Bajó la mirada
con una extraña sensación en su cuerpo y se dio cuenta
de que había clavado sus dedos en la hierba arañando con sus uñas
la tierra.
Fue relajando sus
dedos mientras levantaba la vista para echar un vistazo a su
alrededor.
-
Vamos... no hagas que me crea que estás loco... - susurró sin poder
dejar la petición solo en su pensamiento, obligándose a dejar de
buscar a quien ya no conocía - ... porque no lo estás...
-
-
-
Changmin pasó
nuevamente la goma por aquellas manchas sobre el dibujo de Jaejoong
como si al arreglarlo intentara demostrarse a sí mismo que solo
había tenido un pequeña caída en el desánimo, y que aún era
capaz de todo.
Cerró el
cuaderno y pasó la mano por la portada. Aquello debía
ser por siempre un bonito recuerdo y no un cruel recordatorio de lo
que no pudo ser.
El silencio de la
habitación le hacía sentirse demasiado aislado y eso le llevaba a
pensar demasiado, así que decidió salir de allí llevando consigo
sus láminas y el desgastado carboncillo.
Sus pasos le
llevaron ya por costumbre al comedor y por nostalgia a la mesa de
siempre, al final de la sala bajo uno de los ventanales.
Abrió una página
en blanco y apoyó con decisión en lápiz. Se había propuesto tener
la mente ocupada, pero no era un momento demasiado adecuado para que
sus inspiración le dijera que dibujar.
Comenzó a
manchar la hoja con unas líneas que terminó por borrar, cerrando
después el blog a desgana y tirándolo sobre la silla. Aceptó que
se había rendido demasiado pronto, pero no era fácil conseguir
moderar su preocupación en una situación tan difícil. Se mantuvo
inmóvil ahogado en sus pensamientos durante unos minutos hasta que
el trastear de bandejas en el mostrador le hizo reaccionar.
No
dudó en levantarse y en obligarse de nuevo a equilibrar la tensión
que sentía prestando atención a lo mínimo que se le ofrecía. Miró
de reojo el reloj del comedor. Era aún temprano y apenas estaban
sacando la comida, pero no era algo lo mínimamente importante como
para pensarlo dos veces así que se levantó para acercarse.
En cada gesto y
movimiento parecía estar huyendo, cogiendo de forma acelerada cada
cosa del mostrador y apoyándola ruidosamente sobre su bandeja bajo
la atenta mirada de la cocinera la cual parecía reprimirle en
silencio.
Hacía tiempo que
no comía solo y no se había percatado hasta haber vuelto a la mesa.
Era tan fácil
volver a darse cuenta de que no sabía que hacer, de que se sentía
totalmente perdido y de que todo parecía depender de él de una
forma que hasta dolía.
Por momentos le
costaba más confiar en que lo solucionaría todo y sabía que en
ello no solo iba pesimismo, sino una forma realista de ver las cosas.
Sentía prisa por
salir de aquella situación, tenía que reaccionar y no sabía por
donde empezar.
Su comida seguía
casi intacta cuando se levanto para salir de la sala dejándola
bruscamente sobre el recogedor de bandejas. Allí no podía pensar.
-
-
Jaejoong hizo
ondear su camiseta que ahora se pegaba a su espalda mojada a causa de
la hierba. Llevaba mucho tiempo tendido en el mismo lugar pintando
garabatos sin sentido en la primera hoja en blanco del cuaderno.
Hacia tiempo que había empezado a aburrirse demasiado y eso le había
hecho prestarle atención a su estómago.
Sin necesidad de
mirar por donde iba llegó al comedor dirigiéndose a aquella mesa
perdida al fondo para dejar su cuaderno. El comedor se estaba
comenzando a llenar lo suficiente como para perder un rato en la cola
de la comida, así que se dio prisa para ponerse detrás de unos
cuantos internos que tuvieron como música sus continuos gestos y
resopló de impaciencia.
A los varios
minutos comenzó a divisar el final del mostrador mientras arrastraba
cansinamente su bandeja en espera de poder salir de allí y volver a
su mesa, cosa que consiguió en menos tiempo del que le pareció.
Posó su bandeja
sobre su mesa y se dejo caer en la silla como si pesara el triple de
lo que era.
-Vamos allá... -
susurró mirando su bandeja tras lo cual desvió su mirada al resto
de la mesa – ¿Y el...?
Miró extrañado
hacia donde había creído dejar su cuaderno hasta que optó por
levantarse e hincar de rodillas junto a
la mesa para mirar bajo ésta. Sonrió entre aliviado y extrañado al
ver el cuaderno sobre la silla, dejándolo después caer sobre la
mesa, de nuevo al alcance de su vista.
Se dispuso a
bajar la mirada hacia su plato pero algo llamó su atención. El
cuaderno sobre la mesa lucía una línea que cruzaba la portada y
estaba bastante más desgastado de lo que recordaba. Lo deslizó
sobre la mesa hasta situarlo frente a él sustituyendo el lugar de la
bandeja y pasos sus dedos sobre los defectos de la portada.
Extrañado abrió
el blog de par en par y unas páginas con dibujos que no podían
estar dibujados por cualquiera aparecieron frente a él. Levantó
brevemente la vista para luego bajarla y seguir pasando las páginas
hasta que un dibujo le descolocó totalmente provocando que levantara
la mirada bruscamente buscando con vehemencia el dueño del cuaderno
en la sala.
Frente a él se
mostraba un dibujo de él mismo, desgastado y manchado, pero claro.
Volvió entonces
a la portada intentando buscar un nombre que le dijera a quién
pertenecía lo que tenía entre sus manos y no tardo en encontrar un
hombre escrito a lápiz en el borde de la primera hoja.
-
Changmin... - leyó en alto.
Conocía ese
nombre, lo había oído hacía muy poco.
-
Soy la Doctora Han Bo Eun. Creo que no me conoces.
...
- Yo soy la
psicóloga de Shim Changmin.
Jaejoong volvió
a la pagina con su imagen casi por inercia << ¿Por qué
debería conocerle? >>
Terminó por
cerrar el cuaderno y lo colocó junto a sí en la silla.
No tenía nada
interesante previsto en su vida, ni nada de cualquier otro tipo.
Podía probar
enterarse de algo que se refiriera a él, por probar algo diferente.
-
-
-
Tras dar un
número respetable de vueltas por los pasillos Jaejoong leyó el
nombre de “Han Bo Eun” en una de las puertas. Se abalanzó sobre
ésta llamando sin pensárselo dos veces. No tuvo que esperar apenas
para oír un “adelante” de una voz femenina desde el interior que
le invitaba a pasar. Así lo hizo.
-
Buenos días – le saludó la psicóloga levantando la vista de sus
papeles - ¿En qué puedo ayudarte?
-
Yo... quería – titubeó sin saber si sentarse o no - ...
preguntarle algo.
-
Adelante. Siéntate, no te quedes de pie – le ofreció Han Bo Eun
con una sonrisa.
-
Gracias -dijo casi en un susurro mientras se sentaba en una butaca
frente a ella – Verá... usted me mencionó hace unos días a un
tal Changmin ...
-
Cierto – afirmó con suavidad.
-
Cierto... - repitió Jaejoong antes de proponer su pregunta - ¿quién
es él?
-
Es uno de mis pacientes.
-
Lo suponía pero, ¿por que debía yo conocerle?
-
¿Deber? Era una suposición. Me presenté si no me equivoco y pensé
que era mas probable que conocieras a éste chico, por cualquier
motivo, antes que a mí – mintió la doctora haciendo alarde de su
naturalidad.
-
Pues no es así... - dijo Jaejoong bajando la mirada hacia el suelo.
Tenía que haber más - ¿Cuánto tiempo lleva aquí?
-
Pues, desde el año pasado.
-
¿Y por qué?
-
Bueno – empezó a decir Han Bo Eun sonriendo como si se disculpara
– No puedo comentar la información sobre mis pacientes con
terceras personas así como así.
Jaejoong apoyó
su espalda en el respaldo del sillón con un largo suspiro. No podía
disimular que estaba decepcionado.
-
¿Qué sucede? - pregunto la mujer que no ignoró su reacción.
-
Nada, es solo que... Nada ...
-
No, no, dime.
-
Es que esperaba algo, no se que... pero esperaba algo... - <<
algo que me explicara porqué me dibuja en sus ratos libres>>
-
Siento no poder ayudarte – se disculpó la psicóloga intentando
dar por zanjada una conversación que, en su opinión, no convenía
mantener.
-
No importa. Gracias igualmente.
Han Bo Eun negó
con la cabeza a modo de “de nada” y Jaejoong se puso en pie para
salir de la sala sin decir nada más. Tras cerrar la puerta tras él
y empezar a caminar por el pasillo se dio cuenta de que había
esperado mucho más aunque sin saber el qué. El pensar en aquel
nombre como el de alguien que solo le había tomado como modelo en su
aburrimiento no era lo que había esperado. ¿No había otra relación
entre ese tal Changmin y él?
Si, realmente le
había decepcionado, y mucho, el hecho de que se hubiera simplificado
todo tanto.
Siguió caminando
hacia su habitación pero paso de largo al llegar. No tenía ganas de
encerrarse en su caja, así que oculto las manos en sus bolsillos y
siguió avanzando sin rumbo fijo.
-
-
-
-
Esperas una solución, y sabes que no la tengo – le aseguró Yunho
al chico que estaba sentado frente a él en la sala de visitas.
-
Alguna tiene que haber, algo que pueda hacer – insistió Changmin –
Aunque ayudarme no sea de tu interés y ...
-
Esto no va de lo que me interese o no. Solución... - repitió Yunho
sonriendo con ironía - ¿La tiene?
-
Debería...
-
Quieres que la haya, pero eso no tiene nada que ver con lo que tu
quieras.
-
¿Es que tú no intentaste hacer nada? - preguntó Changmin
intentando no elevar la voz. Odiaba su actitud, y más entonces.
-
Si, pero supe parar a tiempo.
-
No me vengas con esas. No es la primera vez que has intentado
exprimirle un mínimo recuerdo y le has hundido al hacer que se de
cuenta de que ha olvidado la mitad de su vida.
-
Si piensas eso, deberías darte cuenta de que tu pretendes hacer lo
mismo – dijo Yunho sabiendo que acertaba de pleno con sus palabras.
-
No es lo mismo – negó Changmin sin estar muy seguro – Yo quiero
que el pueda... yo no...
-
Tú sí... Sabes que no actúas tanto por él como por ti. Le echas
de menos y aunque intentes pintar los que quieres hacer de buenas
intenciones, la verdad es que sientes rencor por lo que ha hecho.
Piensas que es un error suyo y que lo debe corregir ...
-
No...
-
Pues te diré una cosa ¡No puede! Despierta ¿Vale? - le exigió
Yunho elevando la voz y perdiendo la paciencia – De mi recuerda,
hoy y ayer, y más atrás todos son recuerdos borrosos o que han
pasado a la historia. Es así, y me lo he tenido que comer tal cual.
-
Yo no pienso dejarlo todo así. Sino crees en soluciones eres tú el
que tiene que despertar. Y aunque pienses que todo lo hago por mí y
por rencor, no es así. No creas que sabes tanto...
-
Déjalo estar... - insistió Yunho dejando pasar de largo lo que
decía.
-
¿Dejarlo estar? Ignorar lo que pasa porque él no se ha dado cuenta
¡Hagamos como que aquí no ha pasado nada! Mira ... ese es el primer
paso para tratarle como un tarado.
-
¿Tarado? Algo no va bien con él, y llames como se lo llames, es la
misma cosa...
-
No se por que hablo contigo – terminó por decir Changmin cansado
de escucharle hablar como si lo supiera todo – No esperaba contar
con tu ayuda pero ¿ves?, llego a esto cuando se trata de buscar
soluciones.
Changmin dio la
conversación por terminada y pareció que Yunho con su silencio hizo
lo mismo.
No había mucho
más que sacar de una conversación en común, nunca lo había
habido.
Changmin salió
de la sala parándose nada más salir con una sensación ya conocida
de no saber donde ir.
En aquel momento
un chico clavó los ojos en él. Hacía días le había visto en
aquel pasillo, y era lo único que recordaba de él.
Jaejoong detuvo
sus pasos mientras le observaba. De algún modo una cara conocida era
una cara conocida. Aún así pensó que resultaría estúpido
quedarse mas tiempo mirándole y decidió reanudar la marcha, pero
una segunda persona mucho más familiar salió de la misma sala
esquivando al primer chico para dirigirse a la salida.
<< Yunho
... ¿Qué haces aquí?>> se preguntó sin entender. Yunho le
había visitado hacía apenas un par de días y volvía a estar allí.
Su frecuencia de visita al centro no se parecía a la de dos veces
por semana, y menos visitando a .... << ¿Quién eres?>>
le preguntó desde su cabeza a Changmin entre curioso y molesto.
Esperó unos
segundos a que Yunho se perdiera de su vista y entonces decidió
seguir los pasos de Changmin que ahora se dirigían al comedor.
No estaba seguro
de que iba a hacer pero la curiosidad no estaba por dejar el tema
pasar.
Changmin siguió
avanzando mirandose los pies inmerso en las reprimendas que aún le
soltaba a Yunho en su imaginación. Realmente le hacía llegar a su
límite.
Ciego hacia todo
lo que le rodeaba cogió una bandeja de entre todas las apiladas
sobre el mostrador del comedor y siguió enfrascado en sus
pensamientos hasta que una voz le hizo salir.
– Pensaba que el otro día eras tu la
visita – dijo Jaejoong tras encontrar una buena forma de comenzar
una conversación desinteresada.
Changmin se dio
la vuelta hacia él y su mente se quedó por unos instantes en
blanco. ¿Era esa la oportunidad que no había sido capaz de
conseguir por sí mismo?
Tomó aire y se
prometió reaccionar.
-
¿Cómo? - preguntó alegrándose de haber dicho la palabra de un
solo golpe.
-
El otro día, me cruce contigo en la sala de visitas. Ibas con ropa
de calle y pensé que eras tú la visita – se explicó Jaejoong
comenzando a poner lo necesario en su bandeja, dejando de mirarle.
-
¡Ahm!.. ya...caigo - <<demasiado lento>>.
-
¿Ya ... caes ...? - bromeó Jaejoong.
-
Si, nos vimos... es decir, no te recordaba, fue mínimo...
-
Al menos ahora hablas mas.
-
Si ... - afirmó Changmin que sentía que con cada palabra gastaba
todas sus energías.
-
¿Desde cuando llevas aquí entonces?
-
Desde ... - << piensa, piensa ... >> - Desde ese día que
me crucé contigo ¿Y tú?
-
Más tiempo – simplificó Jaejoong indicándole con un gesto que
avanzara en la cola - ¿Y tu nombres es?
-
Changmin, Shim Changmin – contesto Changmin con rapidez.
-
Changmin... - repitió Jaejoong como si le costara abarcar el dato.
-
Sí... ¿Y tú?
-
Jae... Jaejoong, como prefieras ...
La persona que
estaba junto a él acababa de mentirle doblemente ¿Por qué?
-
Bueno ... ¿me sigues y continuamos hablando? – ofreció
Changmin sujetando su bandeja dispuesto a ir hacia la mesa.
-
Claro...
Jaejoong le
siguió sentándose frente a él en la mesa junto a la ventana.
-
Me conoces – sentenció sin poder esquivar lo que le interesaba ni
por un momento, moviendo con la cuchara el contenido de su plato.
-
¿Cómo?
-
No te hagas el impresionado – cortó Jaejoong dejando caer el
cubierto ruidosamente – Me conoces ¿verdad?
-
No... - << ¿qué me he perdido?>>
-
Joder, mira ... estoy acostumbrado al juego de los psicólogos, pero
los demás no tienen por que jugar conmigo.
-
No juego contigo...
-
Si lo haces... ¿de que me conoces?
-
¿Que de qué te conozco? - repitió Changmin. Era demasiado difícil
pensar en la respuesta correcta.
-
Sí... mira. Mi cara te suena de sobra ¿verdad? ¡No llevas aquí
precisamente dos días, y si conoces a Yunho es porque también me
conoces a mi ! Eres hábil mintiendo tanto en dos frases ...
-
Lo siento, creo que me has malinterpretado...
-
No hay nada que malinterpretar. Odio que la gente me oculte cosas y
que eche el rato entreteniéndose mientras me trago lo que me
cuentan...
-
Si te conozco – aceptó Changmin sin saber por donde escapar.
-
Evidentemente... ¿Desde cuando? ¿Por qué?
-
Desde que entré aquí, y porque me salvaste la vida – soltó
Changmin bajando la mirada.
Changmin creyó
que había dicho aquellas palabras antes de pensarlas y se sorprendió
a si mismo en el peor de los sentidos.
-
¿Cómo dices? - preguntó Jaejoong esperando que Changmin levantara
la vista para mirarle –¿Qué?... Eso también es mentira ...
-
Mira ... dejemoslo en un “tal vez” ¿vale? - le propuso Changmin.
Necesitaba escapar, rebobinar, y pensárselo todo mejor.
-
¿En un “tal vez”? Joder... te aburres – dijo Jaejoong
poniéndose en pie tomando su bandeja por los bordes – Que
aproveche...
Changmin no
levantó la mirada incluso entonces. Aguantó el aire hasta que
Jaejoong se hubo alejado con sus rápidos pasos y, tras ésto, lo
soltó ahogando un quejido.
Era como si cada
ápice de su cuerpo le doliera, como si moverse le arriesgara a
romperse.
Se mantuvo así,
inmóvil, soportando la ganas de gritar hasta olvidarse de todo.
En aquellos
momentos envidiaba a Jaejoong.
Olvidar no dolía,
recordar si lo hacía.
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